El trapicheo de las drogas se hace con las bicicletas de los ‘riders’ durante la pandemia

Falsos repartidores o 'mulas' sin saberlo, la droga rueda en bicicleta por las calles de Barcelona
Rider

El narcotráfico es inmune a cualquier pandemia, no hay nada que lo pare, tampoco la crisis sanitaria del coronavirus. El negocio es demasiado jugoso para dejarlo perder y ha visto en las plataformas de reparto a domicilio su fórmula de teletrabajo, la droga se pasa a través de pedidos entre particulares. Una de las plataformas para recibir las peticiones son las páginas de compraventa entre clientes privados, como Wallapop y después se usa una plataforma como Glovo, que a su publicidad ya lo dice muy claro "si cabe en una bicicleta o una moto, lo podemos entregar".

Una vez el camello recibe las peticiones, contrata a un rider y se entrega un libro, una caja de herramientas, la rueda de una bici… cualquier lugar es adecuado para meter la droga. Los riders se convierten en mulas sin saberlo que trasladan droga por las calles de Barcelona. Como nos explican fuentes de los Mossos d'Esquadra, "en el contexto de confinamiento, la gente que vende drogas tiene una alta imaginación para venderlas y una de esta son las plataformas de mensajería o los taxis. Cualquiera puede pedir que le lleven un paquete, y claro el mensajero no puede ni abrirlo ni manipularlo para ver qué es el que contiene. En el Eixample, Ciutat Vella y Sant Martí hemos detectado más de una treintena de casos".

Las empresas han pedido a los riders que desconfíen de los pedidos entre particulares y que de sospechar algo, se pongan en contacto con los Mossos. El problema llega cuando los mensajeros son subcontratados o trabajadores ilegales, que no pueden poner en conocimiento de la policía estos hechos sin delatarse ellos mismos.

Un vecino del barrio del Raval de Barcelona que vive en una de las calles más castigadas por la presencia de traficantes y narcopisos, nos explica que ahora hay una nueva modalidad, "atracan a los riders y les roban las mochilas y las usan después, como tapadera, para poder hacer trapicheos". Este vecino afirma que es habitual ver algún falso rider, esperando bajo los balcones de los narcopisos para llevar un encargo, "un silbido y cae la mercancía, el resto es todo por Whatsapp". Las víctimas de este robo de mochilas acostumbran a ser mensajeros subcontratados, que una vez más no pueden ir a la policía por temor a ser descubiertos. Los riders no han parado de trabajar durante todo el confinamiento porque su trabajo, transportar mercancías de un lugar a otro, se ha considerado esencial.

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