Manuel Valls aterrizó en Barcelona después de una larga carrera política en Francia, donde un nacido en la capital catalana llegó a la presidencia del Gobierno francés. Vinculado a Sociedad Civil Catalana, Valls se acercó a Albert Rivera, con quién coincidió en manifestaciones contra la independencia. De aquellas charlas surgió la posibilidad de ser el candidato de Ciutadans al Ayuntamiento de Barcelona. Rivera ya tenía un candidato y, así, desplazaba Carina Mejías, pero Valls, por su parte, entendió otra cosa muy diferente: él sería el cabeza de cartel de una amplia lista "constitucionalista".
La primera sorpresa que tuvo fue que tanto el PSC como el PP no le hicieron demasiado caso. Ahora, pero, mientras Valls no para de echar el anzuelo a can sociata para traerlos a sus filas, la sede central del PSC no hace caso. Incluso, en su periplo por los medios de comunicación, Valls no para de decir que quiere a los socialistas con él, talmente como si se tratara de un rey solo. Que Valls quiera ir con los socialistas, y a pesar de que estos ni contesten, también provoca nerviosismo dentro de las filas de Ciutadans. Mientras que Rivera y los suyos ponen Pedro Sánchez en el centro de su diana política, su candidato Manuel Valls no para de rogar a Sánchez de ir juntos.
A ver si, al final, cuando llegue el momento de ir a votar el mes de mayo, Valls no convence tampoco ni a los votantes de Ciutadans, que lo pueden llegar a percibir como un submarino de los socialistas, que hoy por hoy son el gran adversario de Rivera y de Inés Arrimadas, más preocupados por tener al votante el PP que no al de los socialistas.
