La Generalitat valenciana ha decidido poner punto y final a su delirante apuesta por la Fórmula 1, que sólo le ha supuesto pérdidas. En medio de un panorama de cierre de hospitales y centros educativos, el gobierno que preside Alberto Fabra ha optado por negociar con Bernie Ecclestone, el magnate de la Fórmula 1, para cancelar el contrato por el cual Valencia acogía una prueba del mundial.
Las negociaciones serán duras, pues Ecclestone exige el pago de los 33 millones de euros que estipula el contrato como cláusula de rescisión. De todas maneras, la Generalitat dejará de perder dinero con un evento que nunca ha sido rentable. La sola construcción del circuito costó más de 100 millones de euros que no se han podido recuperar por la caída de la burbuja del ladrillo y la cancelación de los planes urbanísticos en la zona del trazado.
Las pérdidas de la Generalitat valenciana con la organización de este evento, cuya primera edición se celebró en 2008, son aberrantes. Además de los 27 millones de euros que se pagaron como canon en 2012 –en 2008 se pagaron 18, pero la cifra fue creciendo-, las arcas autonómicas asumieron los 40 millones de euros de pérdidas de la empresa organizadora de la carrera.
Recientemente se anunció un acuerdo entre Catalunya y Valencia para alternar la celebración del Gran Premio de España cada año en un circuito, pero Montmeló, que ya ha celebrado el de este año, puso en junio a la venta las entradas para la prueba de la próxima temporada.
