«¿Por qué no te callas?»

El 10 de noviembre de 2007, en una cumbre iberoamericana en Santiago de Chile, el rey Juan Carlos I mandaba callar al entonces presidente venezolano, Hugo Chávez, por sus reiteradas interrupciones al presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, con la célebre interrogación “¿por qué no te callas?”. La pregunta retórica del monarca español pronto cogió vuelo, se hicieron camisetas, y hoy en día todavía es recordada. Lo que quizás no todo el mundo recuerda es de dónde venía la incontinencia real, que ahora viene a cuento: Zapatero defendía en su intervención al expresidente del gobierno español, el popular José María Aznar. Al margen de las públicas rivalidades de ambos políticos, el socialista estimó oportuno defender a su predecesor en el cargo de la viperina lengua de Chávez, entonces en plena efervescencia populista, que tachó de “fascista” a Aznar, lo que Zapatero reprochó, a la vez que invitó a Chávez a cesar en su hostilidad.

Diecisiete años después, el presidente ultraderechista de Argentina, Javier Milei, de visita a España invitado por Vox, decía sobre el presidente español Pedro Sánchez: “No saben qué tipo de sociedad y país puede producir el socialismo, qué tipo de gente atornillada al poder y qué niveles de abuso puede llegar a generar. Aun teniendo a la mujer corrupta, se ensucia y se toma cinco días para pensárselo”. La reacción de Sánchez ha sido diplomáticamente contundente, mandando retirar a la embajadora en Argentina. Esperaba antes España una rectificación de Milei, pero esta no se produjo, y es que el mandatario argentino no responde al perfil de político al uso, se convierte más bien en una grosera imitación del expresidente estadounidense Donald Trump: Milei es aquel mandatario que durante la campaña electoral tachó al papa Francisco de “representante del maligno en la Tierra”, o “hijo de puta que predica el comunismo”, y después se hizo perdonar visitando al pontífice en la Santa Sede. Veremos cómo acaba el encontronazo con Sánchez, de momento a Milei se le ve encantado con su nuevo enemigo y al presidente español ya le va bien para motivar a los suyos en la campaña de las elecciones europeas.

Si bien es cierto que el detonante del conflicto lo explotó el ministro de Transportes Óscar Puente, conocido también por sus exabruptos, cuando acusó a Milei de “ingerir sustancias”, no es menos cierto que Alberto Núñez Feijóo ha perdido otra oportunidad, la enésima, de hacer de hombre de Estado, de imitar al expresidente Zapatero y defender al presidente del gobierno español de turno, un cargo que él ansía ocupar, sin haber demostrado por el momento ser digno, más bien todo lo contrario.

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