Ellas dejan de hacer deporte por los cambios físicos

La regla, el uniforme y los comentarios sobre su cuerpo influyen en el fin de la práctica deportiva de las chicas

L’esport federat ajuda a reforçar els vincles entre les jugadores, generant comunitat i reforç personal

Por primera vez, Cataluña dispone de un estudio cualitativo que analiza los factores que provocan que las chicas de entre 12 y 16 años abandonen el deporte federado. La secretaría general del Esport de la Generalitat encargó el estudio al Grup de Recerca en Esport y Activitat Física (GREAF) de la Universtat de Vic-Universitat Central de Catalunya (UVic-UCC) y al Institut de Recerca en Ciències de la Salut i de la Vida de la Catalunya Central (IRIS-CC), con la voluntad de combatir el elevado abandono de la práctica deportiva entre las chicas. El estudio concluye que los cambios corporales son un factor determinante en el abandono femenino.

Una de las atletas participantes en el estudio afirma que “tenía que estar delgada, pero también tener músculo, y era una cosa que a mí me afectaba mucho, está claro. Dejaba de comer, para intentar estar más delgada, hacía mucho deporte para tener músculo. Además, cuando corres te suben los pantalones. O sea, que vas en bragas, que se acaban haciendo tanga, porque corriendo se te meten adentro. Y vas con el top, que se te ven todas las tetas y todo. Y está claro, es un poco violento, la verdad”. Su testigo, y muchos otros recogidos en el estudio, evidencian que los cambios físicos que experimentan las jóvenes, sobre todo las de primero de secundaria, la llegada y la gestión de la regla y el tipo de ropa deportiva impulsada por los clubes son factores determinantes en la toma de decisión de dejar de hacer deporte federado.

En declaraciones a EL TRIANGLE, la doctora Montse Martín-Horcajo, investigadora del GREAF y coordinadora del estudio junto con Anna Puig-Ribera, confirma que “los cambios corporales de las chicas son un tema que no se había tenido mucho en cuenta en el mundo del deporte. Se pensaba que eran más pasivas que los chicos o que no tenían bastante referentes deportivos femeninos”. En cambio, gracias al estudio, se ha evidenciado que “no se ha pensado mucho en el impacto de estos cambios corporales en la práctica deportiva; como les afectan y como puede ser un detonante para dejar el deporte. Aquí hay la presión estética”.

Reafirmando esta presión estética, una nadadora federada manifestaba que “durante las sesiones de trabajo empecé a coger inseguridad con mi cuerpo, y para hacer natación, tienes que ir a depilarte las piernas, vigilar cómo eres, y llegó a un punto que no me sentía cómoda en el momento de estar allá con todo el mundo y lo dejé”.

Montse Martín-Horcajo, que participó en los grupos de discusión, destaca que no fue fácil que las chicas abordaran el impacto de los cambios corporales en la práctica deportiva o como les afectaba la regla en los entrenamientos o la competición. “Cuando hacíamos los grupos, teníamos que sacar el tema. Todavía les da vergüenza. Se lo tenía que preguntar directamente”. A medida que avanzaba la conversación y cogían confianza, “se veía que este tema está bastante en el origen del problema y es bastante omnipresente”. Según la investigadora del GREAF, “muchas de las chicas entran en el club con 10 años sin tener pecho. Entre los 12 y los 13 años, les crecen los pechos, tienen la regla, y les afecta la visibilidad de estos cambios”. En relación con la menstruación, se muestran más preocupadas por mancharse la ropa deportiva que no por el dolor que los pueda generar, según explica Martín.

El impacto de estos cambios, tanto con los compañeros de equipo como con los entrenadores, es un factor que condiciona mucho las chicas. Según expone la doctora de la Universidad de Vic, las jugadoras más condicionadas por estos aspectos son las que son una minoría en su equipo o en su club. “Muchas viven en ambientes mucho masculinizados y sufren bullying por parte de los chicos. Los cambios corporales, de hecho, alimentan estos acosos por parte de los chicos, y nos lo comentaban en las sesiones”. Entre las experiencias que narraban, había relatos como que “me decían que tenía mucho culo cuando jugaba a fútbol, y cuando corría me miraban el culo, y no me gustaba”, o bien “no estaba del todo segura con mi cuerpo, y al estar en la piscina me tenía que exhibir y no me gustaba”.

El fomento de los equipos mixtos cuando no hay bastante chicas para formar un equipo femenino se ha visto como un elemento negativo en este estudio. De acuerdo con los testigos recogidos, se ha evidenciado que hay que mejorar la gestión de estos equipos formados por chicos y chicas adolescentes por parte de los clubes. Montse Martín-Horcajo propone que los clubes “tengan más cuidado al integrar las chicas en los equipos mixtos”. El hecho de no tener vestuarios femeninos y tenerse que cambiar todos juntos ya es un elemento que afecta las chicas, y no se ha tenido en cuenta.

Otro reto que se tendrá que afrontar es la ropa deportiva femenina. “Cuando les empieza a crecer el pecho, cuando hay estos cambios físicos, la vestimenta influye. En el caso de la natación o el ciclismo, la ropa es muy ceñida al cuerpo, y esto afecta de forma predominante a las chicas de entre 12 y 16 años”. La solución implica escucharlas y, como dice una de ellas: “Se tendrían que hacer uniformes para las niñas, en que la parte del pecho fuera más adaptada a la persona. Elegir la medida que quieres”.

*Puedes leer el artículo entero en el número 1577 de la edición en papel de EL TRIANGLE.

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