¿Unas elecciones forzadas?

Hoy, 13 de marzo de 2024, el presidente de la Generalitat ha convocado elecciones al Parlamento para el 12 de mayo. Al final, la postura de los Comunes de Ada Colau y Jèssica Albiach de no votar a favor de unos presupuestos con la excusa del Hard Rock ha llevado a la disolución del Parlamento y a llamar los catalanes a las urnas.

A estas alturas solo hay dos candidatos seguros: Pere Aragonès (ERC) y Salvador Illa (PSC). Nadie duda que Albiach podría repetir igual que Alejandro Fernández (PP) e Ignacio Garriga (Vox). Ciutadans ya no cuenta para nada, mientras que la gran incógnita a desvelar será si Junts presenta a Carles Puigdemont o bien decide abrir el melón con otra persona (¿Jaume Giró?). La CUP también tendrá que buscar un cabeza de cartel, así como la ANC y Clara Ponsatí, los cuales lucharán para hacerse un hueco en el mundo independentista que apuesta solo por la unilateralidad.

Si Cataluña ha llegado a este callejón sin salida ha sido por unas formaciones políticas que solo miran al corto plazo (las próximas elecciones) y ninguna tiene un proyecto de país de futuro, a 10 años vista, como mínimo.

Estos últimos días hemos visto como los Comunes se enrocaban con el Hard Rock de Tarragona, un proyecto que sí que estaba en los presupuestos de 2023 que entonces ellos votaron favorablemente y que, por el contrario, no contaba con ninguna partida presupuestaria en las cuentas que hoy han rechazado en el Parlamento.

Más que el Hard Rock, el detonante ha sido la amenaza de ERC a Sumar de vetar los presupuestos españoles si los Comunes no votaban los del Parlamento catalán. Ya es tradicional que los partidos nacionalistas catalanes quieran desencallar sus proyectos llamando  a Madrid. Esto ya lo hacía CiU con el PSOE y ahora ERC, que cada día pujolea más y más, lo ha hecho con Yolanda Díaz. La actitud de Aragonés ha provocado el enfado de Colau y su gente. Y esto ha llevado a que Aragonés, forzado o no, haya decidido convocar elecciones. Si creyéramos que era una estratègia previa incluso podríamos pensar que Aragonés ha tensado tanto la cuerda esperando a que se rompiera y, así, ir a las urnas. ¿De verdad que Aragonés se ha visto forzado a convocar elecciones o bien ya entraba en sus cálculos cuando en enero nombró viceconseller a Sergi Sabrià?

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