Desalojados unos sesenta vecinos de Santa Coloma de Gramenet por la aparición de grietas

La alcaldesa Núria Parlon asegura que el desalojo ha evitado "una posible desgracia"

Aspecto de uno de los edificios de Santa Coloma de Gramenet desalojados por la aparición de grietas (ACN)

Unos sesenta vecinos de Santa Coloma de Gramenet (Barcelona) han tenido que irse de casa este martes por la tarde por la aparición de unas grietas en el interior de las viviendas. Se trata de dos bloques en los números 9 y 11 de la calle Pirineus, entre los barrios de Santa Rosa y Raval. En estos dos edificios, construidos en los años 60, hay un total de 31 viviendas, y los afectados por las grietas son 19. Buena parte de estos vecinos, además, tienen problemas de vulnerabilidad y precariedad y desde el consistorio se ha ofrecido una solución habitacional de emergencia para 51 personas, de las cuales trece son menores. Los vecinos de los otros doce pisos pueden continuar en casa, según ha informado el Ayuntamiento.

Los vecinos de estos dos edificios ya tenían constancia de las grietas desde hacía tiempo y, de hecho, habían encargado un informe técnico para evaluar el estado del inmueble. El último fin de semana, sin embargo, se han precipitado los acontecimientos. Uno de los pisos afectados es una vivienda social propiedad del Ayuntamiento y el inquilino dio la voz de alarma al consistorio. Al recibir la comunicación, el ayuntamiento pidió un segundo informe técnico sobre el edificio y, de acuerdo con el administrador de la finca y la comunidad de vecinos, se ordenó el desalojo por motivos de seguridad. De momento ya se han apuntalado algunas viviendas y la «solución final» para el edificio «queda en manos de la comunidad», según fuentes municipales.

«Hemos evitado una posible desgracia»

La alcaldesa de Santa Coloma de Gramenet, Núria Parlon, ha asegurado que la «diligencia» con que ha actuado el ayuntamiento con el desalojo de la escalera A del número 9-11 de la calle Pirineus «ha permitido evitar una posible desgracia». El edificio, dice Parlon, tiene el riesgo de colapsar, según los informes del servicio de disciplina urbanística municipal. De hecho, los técnicos continúan inspeccionando el inmueble y este jueves los vecinos de la escalera B podrían tener «una situación parecida», ha avisado la alcaldesa.

Parlon ha explicado que la revisión de la escalera B del edificio se hará «inmediatamente», así como el apuntalamiento de todos los pisos de la escalera A, que ya están en marcha desde el lunes, según han detallado fuentes municipales. Esta es la primera prioridad del consistorio para evitar posibles «riesgos» y «males mayores». Sobre el futuro del edificio, las decisiones serán más lentas. «Se tiene que ver cuál es la situación de la estructura y para eso hace falta algo más de tiempo», ha señalado la alcaldesa. Preguntada sobre una posible demolición, Parlon no se aventura a decir si habrá que derribar el inmueble o se podrán hacer reparaciones estructurales para salvarlo.

Sobre el estado del edificio, la alcaldesa ha explicado que se trata de una construcción de los años 60, deteriorada y hecha con unos materiales de una calidad que «quizás no era la adecuada». De hecho, el Ayuntamiento es consciente del envejecimiento de su parque de viviendas y ya en 2016 se puso en marcha un proyecto piloto para facilitar las rehabilitaciones.

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