“Cinco estrategias” para combatir a la extrema derecha

En los últimos años, los partidos de extrema derecha en Europa (incluyendo España y Cataluña) están ganando popularidad y presencia en las instituciones democráticas. Muchos europeos estamos debatiendo cuál es la mejor manera de derrotar a la extrema derecha que está teniendo éxito en ciudades, autonomías y Estados. Los temas que les hacen ganar votos son la inmigración, la seguridad nacional, el proteccionismo económico y la crítica a la globalización y a las políticas sociales, entre otros.

Susana Alonso

Ha tomado tiempo, pero la ciudadanía europea y los sectores políticos demócratas, se han dado cuenta de que los partidos de extrema derecha están ganando popularidad y posiblemente transformaran a los países de Europa en el transcurso de las elecciones de este año. El AfD (Alternativa para Alemania) respalda una ideología racista incluso más autoritaria que muchos de sus equivalentes de la extrema derecha en toda Europa. Actualmente figura en las encuestas como el segundo partido más fuerte en Alemania, con un 22 por ciento de la previsión de votos, sólo por detrás de los demócratas cristianos. No es el único caso, en Francia, Italia, Holanda, Hungría, Polonia, Grecia y España la situación es o puede ser similar. Lo verdaderamente inquietante es que las alas extremas del AfD afirman que quieren derrocar la democracia liberal. No hay consenso en cómo hacer retroceder a la extrema derecha en Europa. A continuación, se presentan los pros y los contras de las cinco estrategias más debatidas para mantener a raya a la extrema derecha.

Estrategia 1: Prohibirla. La constitución de diferentes países europeos otorga a los tribunales el poder de prohibir los partidos políticos que socaven el orden democrático. No falta quien pide la prohibición oficial de los partidos de extrema derecha argumentando que el país puede y debe sofocar cualquier amenaza seria a la democracia o a quién fomente la retórica racista y los vínculos con las históricas escenas neonazis. Ventajas: Aunque este tipo de proceso jurídico llevaría unos cuantos años en ponerlo en marcha de modo efectivo, los partidos de extrema derecha quedarían desenmascarados ante la Nación y la ciudadanía. Contras: Un juicio de estas características podría convertir a los partidos de extrema derecha en mártires. Además, prohibir un partido no elimina a sus seguidores ni a los sentimientos que los impulsan. Lo que partidos y ciudadanía deben hacer es desenmascarar con los mejores argumentos posibles las falsedades de las teorías de la conspiración y las mentiras. De lo contrario, las ideas de la extrema derecha volverán a surgir bajo otras formas. Además, seguramente no es razonable privar de sus derechos a tantos votantes, invalidando partidos que en numerosos países, ciudades y demarcaciones han atraído muchos ciudadanos: podría provocarse un efecto de llamada contraproducente.

Estrategia 2: Recortar sus finanzas.  A falta de una prohibición (más o menos dura), los partidos inconstitucionales pueden ser sancionados privándoles de la financiación que el estado pone a disposición de esos partidos. Ventajas: Privar a la extrema derecha de la mitad o la totalidad de su financiación sería un duro golpe. También enviaría el mensaje de que esos partidos son categóricamente diferentes de los partidos democráticos del país. Desventajas: En la mayor parte de los países europeos, la financiación estatal de los partidos se basa en su recuento de votos y, por tanto, el resultado electoral es el que marca su financiación. ¿Deberían los demócratas alterar las reglas para vencer a los grupos reaccionarios? ¿Cuánto tiempo llevaría conseguir una prohibición de este tipo?

Estrategia 3: Dejarlos gobernar. Diversos comentaristas políticos sostienen que la mejor manera de deslegitimar a la extrema derecha es aceptar los resultados electorales y dejarles tomar posesión del cargo. Su falta de profesionalismo y su agenda retrógrada los expondrían a la ira de la ciudadanía y los hundirían o al menos eso es lo esperable y deseable. Ventajas: Nos guste o no, la extrema derecha tanto en España como en otros países alcanzaran importantes cuotas de poder, ya sea en solitario o casi siempre apoyando a la derecha convencional. Es lo que estamos viendo en España, donde la coalición PP y Vox empiezan a mandar en municipios y comunidades autónomas. También es cierto que cuando los partidos de extrema derecha han compartido el poder con la derecha (ha sucedido en casi todos los países de Europa), se han visto obligados a moderarse. Desventajas: La normalización de los partidos de extrema derecha y las ideologías antiliberales consolidan su posición política y son relativamente aceptados en donde obtienen buenos resultados. Por tanto, no se debe subestimar su influencia en las sociedades en las que comparten el poder.

Estrategia 4: Movilizar a la sociedad civil. La explosión de protestas, contra las políticas de la extrema derecha, son enormemente positivas, aunque soy de los que piensa que deberían haber sido más frecuentes y masivas. No debemos olvidar que los planteamientos supremacistas y neofascistas prosperan gracias a la fatiga, el silencio y el aislamiento de la ciudadanía ante las diversas crisis. Los sectores de la izquierda, no deberíamos eludir el compromiso con las personas de derechas. Deberíamos tratar de convencerlas de que las promesas de la extrema derecha son mentiras populistas. Desgraciadamente, también creo que aquellos con convicciones fascistas arraigadas, no cambiarán ni siquiera con los mejores argumentos. Posiblemente deberíamos olvidar esa opción. Ventajas: Un movimiento de masas sostenido ha de ser capaz de enviar un mensaje claro no sólo a sus conciudadanos sino también a los partidos políticos centristas, cuyas vacilaciones son con frecuencia notorias. La sociedad civil debería ser la fuerza que defiende activamente la democracia. Desventajas: Desgraciadamente, una prueba contundente de que millones de personas en las calles no anulan ciertas políticas basadas son las defensas desde la calle de las políticas de sostenibilidad y las dirigidas a paliar el cambio climático.

Estrategia 5: Todos para uno y uno para todos. El espectro de partidos verdaderamente democráticos debe permanecer unido como guardianes del orden liberal democrático. Por tanto, sólo las grandes coaliciones de todos los partidos pueden contener a la extrema derecha. Esto podría significar que los partidos de derechas y de izquierdas unieran fuerzas e incluso presentaran un candidato conjunto, algo que me temo, no van a hacer. Ventajas: La experiencia reciente muestra que, al legitimar la agenda de la extrema derecha, los partidos conservadores abren una compuerta que, en última instancia, significa su propia debilitación o desaparición. Basta preguntárselo a los conservadores en bancarrota de Hungría, Holanda, Francia, Dinamarca e Italia. Perdieron su fuerza al entrar en el terreno de la extrema derecha. Desventajas: Hay críticos que afirman que los consensos superamplios son los que enfurecen y alienan a los votantes convencionales de la derecha o la izquierda. El motivo parece ser que es la dificultad para encontrar un acuerdo en otros temas también importantes sociopolíticamente como son: la migración, la guerra en Ucrania y los cruciales subtemas de sostenibilidad, energía, agua y reciclaje. Al parecer hay mucha gente que vota a la extrema derecha no por estar de acuerdo con su ideología, sino como “voto de castigo” por sentirse decepcionados y defraudados con las respuestas de las derechas, izquierdas o coaliciones que acostumbran a ser tibias ante esos temas.

Mucho me temo que sólo una sabia combinación de las “5 estrategias”, debidamente explicadas a toda la ciudadanía, debatidas con claridad y transparencia pueden detener a la extrema derecha. Sería cuestión de empezar a ponernos manos a la obra, no sea que lleguemos tarde y el daño se irreparable.

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