«Cataluña está a la espera de iniciar una nueva etapa»

Entrevista a Salvador Illa

El primer secretario del PSC, Salvador Illa (Foto: Inés de Cruz)

Hijo de familia trabajadora de la Roca del Vallès. Licenciado en Filosofía y Gestión de Empresas, ha dedicado buena parte de su vida al sector público. Diputado en el Parlament. Primer secretario del PSC. Su actividad más conocida ha sido como ministro de Sanidad, pero tiene especial afecto a su etapa de alcalde en la Roca, de 1995 a 2005. Amante del deporte, es corredor de fondo.

¿Cómo es la foto fija de la Cataluña actual y qué relación tiene con la de los últimos años?

Cataluña hoy es un país que tiene muchas potencialidades en el ámbito económico, de la tecnología, empresarial, académico, cultural, deportivo, creativo…, pero las instituciones públicas de autogobierno no han estado a la altura de la energía y las capacidades del país. Esta es la foto que haría hoy de Cataluña. El resultado de una década, de las presidencias del señor Artur Mas –que es con quien empieza esto–, Puigdemont, Quim Torra y Aragonès, en que, para decirlo con algunos datos, hemos pasado de ser líderes a estar en la cola de España en renovables y educación; al límite de su capacidad en infraestructuras aeroportuarias, viarias y ferroviarias. Y a sufrir, en fin, una sequía que no estamos preparados para resolver correctamente. Son diez años perdidos. ¿Por qué? Porque se han dedicado energías a lo que no se tenían que dedicar, y ahora vemos el resultado.

Estos días una periodista decía que políticamente Cataluña ahora es un “equilibrio de debilidades”. ¿Comparte el diagnóstico?

Lo digo con todos los respetos, pero creo que Cataluña, a nivel político, es la consecuencia de un camino que no nos llevaba a ninguna parte. La constatación de que diez años pedaleando sin movernos de lugar nos ha llevado a un fracaso.

Debilidades que, en cualquier caso, no parece que comparta todo el mundo, como es el caso del PSC…

Mi formación política ha pasado unos años muy complicados. Todos los estamentos representativos de la sociedad catalana han sido sometidos a tensiones muy importantes en estos últimos años, y mi partido en particular. Tiene una tradición política socialdemócrata, unos valores muy arraigados, una matriz territorial muy resiliente y, después de un embate muy duro, se ha rehecho. En las últimas contiendas electorales, en lo que denominamos el pico electoral, estamos mucho mejor que hace cuatro o cinco años. Y en disposición, en consecuencia, de hacer grandes servicios a Cataluña.

¿Cuáles son, pues, las predicciones de la climatología política en Cataluña para los meses a venir: calma absoluta, huracanes, sequía pertinaz…?

Al menos, constato que estamos asistiendo a un final claro de etapa. Lo que se intentó no ha funcionado, y nos ha dejado poco preparados para los grandes retos que tenemos que afrontar. Y esto se tiene que reflejar en las instituciones. Esta Cataluña que quiere una expresión nueva, un nuevo liderazgo, unas instituciones de autogobierno que den respuesta a las preocupaciones que tiene la ciudadanía. Esto es lo que nosotros haremos. Llevamos tres años intentando elaborar una alternativa a este plan que nos ha llevado donde estamos hoy. Lo hacemos con respeto, presentando propuestas, incluso diría con la mano extendida. Practicando una política útil y para estar preparados para ofrecer este planteamiento para que los ciudadanos, cuando tengan que escoger, nos voten. Cataluña está a la espera de iniciar una nueva etapa.

¿En qué medida las próximas elecciones europeas de junio pueden actuar como catalizador del cambio?

Las elecciones europeas son mucho más importantes de lo que a veces piensan algunos opinadores y dirigentes. Cataluña sabe distinguir perfectamente cada convocatoria electoral. Las elecciones europeas de junio son relevantes. En primer lugar, porque resultan determinantes para que el marco de decisión de nuestro modelo de vida europeo, catalán y español, se mantenga o tenga posibilidades de mantenerse. Europa es el marco esencial para nuestras formas de vida, y ahora afronta una amenaza, que es la de la extrema derecha. Nosotros tenemos conciencia de esto. Intentaremos hacer didáctica de esta situación. Evidentemente, todo proceso electoral tiene repercusiones, más allá del ámbito institucional. Se decide quién representará a España, quiénes serán los diputados españoles en el Parlamento Europeo, pero, además, constituyen un referente interno. Europa es donde se lanzó el programa de vacunación de la pandemia, donde se formuló el plan de fondo para relanzar la economía, donde se han diseñado las políticas de seguridad…

En esta clave, ¿dónde hará hincapié el programa electoral del PSC?

Europa, insisto, se enfrenta a un riesgo, a una amenaza muy clara, que es la de la extrema derecha. Tenemos conciencia clara de esto, e intentaremos explicarlo y hacerle frente. Nuestro planteamiento en estas elecciones será decir que Europa no es un trámite, que es un compromiso, y que tenemos que contribuir a conformar el marco de que, solidariamente, de manera federal, tenemos que defender nuestros valores de vida ante la extrema derecha. Una cosa que está pasando también en otros lugares, como Francia, con Le Pen. Europa también se tiene que enfrentar a un proceso de ampliación, y lo tendrá que compaginar con la revisión de la gobernanza, y las garantías del Estado de derecho. Habrá que abordar también en clave europea cómo regular la emigración.

Se menciona mucho el federalismo a la hora de hablar de Europa, y también de España, pero no acaba de coger forma. ¿El PSC tiene algo más que añadir en esta materia?

Más que recurrir a etiquetas, a denominarlo de una manera u otra, mi experiencia de servidor público me dice que ninguno de los grandes asuntos que preocupan a los ciudadanos se puede resolver sin una colaboración leal, coordinada, entre diferentes niveles administrativos. Leed instituciones europeas, estatales, autonómicas y municipales. Así lo hicimos durante la pandemia. Con presencia de colegas míos, como los portugueses, el gobierno de España, las comunidades autónomas y municipios; en concreto la Federación de Municipios y Provincias. Ningún asunto relevante en materia de seguridad, protección social, economía…, puede ser abordado si no hay acuerdos, fórmulas de colaboración, y todavía más a escala europea. Hay que buscar mecanismos de lealtad entre los diferentes participantes, entre los niveles administrativos, que representen o sean respetuosos con la personalidad de cada uno de los participantes. Creando mecanismos de gobernanza que garanticen la toma de decisiones. Quien no lo vea, esto, se confunde. Además, creo que hay un factor distintivo en esta tercera década del siglo XXI, que es la capacidad de acordar para sacar adelante parte de lo que piensa cada uno.

Casi repentinamente, la emigración –la nueva, digamos– se está colando en la agenda catalana. ¿Por qué?

Los que piensan que lo diferente no puede ser acogido, porque pone en peligro su identidad, cometen un error de proporciones enormes. Niegan lo que ha sido la historia de España, de Cataluña, que es tierra de acogida. Lo más importante es esto. El Reino Unido decidió irse de la Unión Europea; una de las razones principales fue el control absoluto de las fronteras, y el año pasado tuvo más emigrantes que nunca. Y nos parece bien que haya cesión, que no quiere decir traspaso, de competencias en emigración, a las autonomías y a los municipios. Teniendo en cuenta, claro, que es la UE la que traza las líneas maestras en esta cuestión.

¿Cómo puede ser que la cuestión de la amnistía esté todo el santo día en el candelero mediático, cuando, según el CIS, es la 24.ª preocupación para los españoles?

La conversación pública que tienen los ciudadanos en Cataluña y en el resto de España es cómo creamos prosperidad, la educación, el medio ambiente, la sanidad… Hay una voluntad clara de mirar adelante, de apostar para perdonar, de volver a la expresión y el ejercicio de la política. Esto lo entiende la mayoría de la ciudadanía. Hay quien puede pensar que esto no sea lo más adecuado, pero apelo al resultado positivo de medidas como los indultos. La posición de Feijóo ante la amnistía tiene un recorrido limitado, El título de la ley es el mejor resumen de su sentido: Ley Orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social de Cataluña. Hay una voluntad manifestada por el PP de retrasar la ley tanto como se pueda, pero es previsible que en los próximos meses se apruebe.

¿Qué se puede decir de esta exigencia de Junts de obligar las empresas a volver a Cataluña?

Es un planteamiento completamente equivocado que puede llevar justamente a lo contrario. El entorno europeo y España garantizan que las empresas pueden instalarse allí donde quieran. La legislación vigente no va de obligaciones y multas, en este campo. Resulta que los del business friendly se dedican ahora a asediar empresas.

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