Europa deja organizar la Superliga que, por ahora, es una competición ‘fantasma’

La sentencia impide que la UEFA adopte represalias y castigue a los posibles ‘desertores’ aunque, más allá del Real Madrid y del Barcelona, los clubs no están apoyando el proyecto

Joan Laporta i Florentino Pérez
Joan Laporta i Florentino Pérez

El fútbol ha esperado la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) durante meses para saber si hay un marco legal posible para arrancar la Superliga que se le había metido entre ceja y ceja a Florentino Pérez, el presidente del Real Madrid, que inicialmente había conseguido la aprobación y el compromiso de los grandes de la Premier de la Serie A italiana y del Barça y At. Madrid, con la oposición manifiesta del Bayern Múnic y del PSG, los dos clubes que ahora mandan en la ECA, la asociación de clubes independiente. El TJUE ha señalado, como era de esperar, que se produciría una situación de abuso de poder por parte de la UEFA y de la FIFA, ejerciendo un monopolio, si estos actuaran mediante sanciones deportivas y materiales contra la posibilidad que un tercero pueda organizar otra competición integrada por clubes y jugadores pertenecientes a las dos asociaciones de federaciones. Que no es lo mismo, según las interpretaciones, que dar por hecho que los doce clubes firmantes de la reclamación puedan poner en marcha la Superliga a partir de la temporada que viene.

La sentencia, que contiene matices, ha sido interpretada por cada parte según sus intereses; de manera victoriosa para el Real Madrid y Barcelona, que ya han filtrado a sus periodistas de cámara que la gran utilidad del nuevo marco abierto por la sentencia será la de poder sentarse a negociar con la UEFA para cambiar las reglas del juego de la Champions, al menos esta es la actitud de Joan Laporta, el presidente del FC Barcelona y único aliado visible del Madrid en esta guerra personal contra el mundo. Hay que saber si esta es también la intención de Florentino, con una visión y posicionamiento más radicales y próximas a una ruptura con la UEFA. Los próximos días serán claves para conocer la verdadera fuerza y el compromiso real de los clubes que quieran o no enfrentarse al formato de competiciones actual.

En este sentido, para LaLiga de Javier Tebas, la cuestión clave es la postura de los clubes ante una Superliga elitista y franquiciada. «Hoy más que nunca recordamos que la ‘Superliga’ es un modelo egoísta y elitista. Todo formato que no sea totalmente abierto, con acceso directo, año tras año, vía ligas domésticas, es un modelo cerrado. El fútbol europeo ya ha hablado. No insistís», ha dejado escrito en su cuenta oficial, a manera de mensaje que no está directamente dirigido a valorar los cimientos legales de la decisión sino que los clubes puedan elegir libremente entre un formato restringido a criterios no deportivos y el que se deriva la estructura piramidal de las competiciones que dan acceso a las competiciones europeas. También se ha dedicado a advertir que la maniobra de Florentino es hacer creer en el mundo que la Superliga ya es una realidad, cuando todavía queda bastante lejos, según su opinión: «La Superliga –ha añadido– no se ha autorizado. No tiene la licencia. Lo han llevado todo a un relato que no tiene ningún sentido. Me juego lo que quieras que en dos años no hay Superliga, ni en seis. Además, el fútbol gratuito es imposible. Las ligas salimos claramente perjudicadas. Nos matan. Han creado algo en qué todos perdemos. Pero estoy contento por la resolución. No cambiará nada en los quince años próximos, con la sentencia estoy muy tranquilo, bastante más que ayer», ha añadido, marcando territorio: «Esto no tiene futuro. Cuando te quieren echar de tu casa no hay nada a negociar con la Superlliga». El presidente de la Federación Italiana de fútbol también se ha pronunciado en esta misma dirección, aventurando que la Superliga sería un gran error para el fútbol.

Obviamente, Bernd Reichart, CEO de A22, la sociedad que impulsa la Superliga, se ha desbocado en la celebración: «Hemos ganado el derecho a competir. El monopolio de la UEFA se ha acabado. El fútbol es LIBRE. Ahora los clubes ya no sufrirán amenazas y sanciones. Son libres de decidir su propio futuro» y ha añadido para regalar las orejas a los forofos que «emitiremos gratis todos los partidos de la Superliga. Para los clubes, los ingresos y los pagos en solidaridad con el fútbol están garantizados», ha añadido, aunque no ha precisado si es solo para los clubes que se decidan a jugarla (¿doce?), ni a que se está refiriendo con ‘pagos en solidaridad’ con el fútbol.

Para Jaume Roures «no cambiará nada porque el proyecto no se puede materializar. No hay franceses y alemanes y dudo que haya italianos. Hacerla con Barça, Madrid, Oporto… es vender humo».

Real Madrid y Barça han reaccionado con cierta euforia y haciendo una lectura que proclama el final del monopolio de la UEFA -de la FIFA no hablan- y de recuperar las ‘libertades’ como si los dos presidentes, Florentino y Laporta, supieran lo que es exactamente esto en su estilo de gobierno y de relación con los socios.

Los días previos se produjo una novedad destacada cuando el gobierno británico anunció medidas extremas de control sobre los clubes de la Premier que, expresamente, se traducirán en un control de sus actuaciones financieras ante la evidencia de una deuda de 4.000 millones y la prohibición de participar en ninguna competición continental al margen de la UEFA, es decir una medida directa contra la Superliga. Ni los clubes ni la Premier no han levantado la voz contra esta intención que, de alguna manera, se convertirá en un dardo directo contra la posibilidad que una serie de clubes del resto de Europa puedan intentar organizarla.

La ECA, por su parte, también se ha mostrado rotunda: «Tomamos nota de la sentencia dictada hoy por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Para ser absolutamente claros, la sentencia no apoya de ningún modo el proyecto de Superliga. Lo más importante es que el fútbol es un contrato social, no un contrato legal: todas las partes interesadas reconocidas en el fútbol europeo y mundial (confederaciones, federaciones, clubes, ligas, jugadores y forofos) están más unidas que nunca contra los intentos de unos cuántos individuos de perseguir objetivos personales para socavar los cimientos y principios básicos del fútbol europeo».

El fútbol se enfrenta, por lo tanto, a un pulso que, por ahora, es más mediático y propagandístico que real, en que la UEFA y el establishment se preparan para resistir la avalancha de ruedas de prensa y de mensajes de los promotores de la Superliga. De momento, han destacado que la jugarán 64 clubes en competición masculina y 32 en femenina, 16 equipos repartidos en dos grupos en la Star League; 16 en la Gold League; y 32 en cuatro grupos de ocho en la Blue League. Ligas de ocho a ida y vuelta para un total de 14 jornadas y después playoff para determinar ascensos y descensos. La competición no interferirá en las ligas nacionales y se garantizan ingresos que doblan los actuales de competiciones UEFA, además del Streaming televisivo gratuito.

Lo que no han aclarado es quien es el inversor que compromete y avanza los ingresos para los clubes (antes fue JP Morgan), ni en qué fechas será posible encajar el torneo. Viene una guerra en que tampoco se sabe con certeza cuántos clubes de verdad se lo jugarán todo a la carta de la Superliga, más allá de los dos que no han dado un paso atrás, Barça y Madrid, y de los 12 aludidos por la sentencia, de los cuales 10 ya se habían desmarcado.

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