¿Por qué Xavi se examina en Mestalla pese a la aparente confianza de Laporta?

Xavi Hernández (@FCBarcelona_es)

La semana más agitada y de riesgo para el presidente del Barça, Joan Laporta, concluirá este sábado en Mestalla con un examen al equipo y sobre todo a Xavi Hernández. Será así por más que unos y otros se hayan empeñado en redoblar la apariencia de una sólida e inquebrantable adhesión y confianza en el entrenador. Han pasado demasiadas cosas y demasiado espantosas como para suponer que una obligada y lógica declaración de lealtad hacia Xavi es suficiente para ocultar el estado de máxima preocupación que se ha instalado en el entorno del club y en la directiva.

Lo que no se puede ocultar es que el equipo se ha venido abajo en los dos partidos de la semana, aunque la intrascendencia del disputado en Amberes haya minimizado su impacto en la forma. En el fondo, sin embargo, ha sido incluso peor ese descalabro porque el rival y la circunstancias facilitaban la reacción necesaria tras la experiencia tan dolorosa ante el Girona.

La derrota en Amberes, por inesperada y merecida ante un rival muy inferior -una pequeña tragedia, en definitiva- ha servido, al menos, para aclarar tanta controversia sobre la convocatoria y el viaje, ya que ha resultado que tras ganar al Atlético de Madrid, Xavi concedió a la plantilla dos días de fiesta y una divertida experiencia en grupo a un karting, nada extraño en la dinámica de un equipo con buen rollo y buenas sensaciones.

El mal partido ante el Girona, sin embargo, cambió por completo la perspectiva de esa decisión a los ojos de Deco y del presidente, que lo interpretaron como una concesión exagerada para un vestuario que, según algunos observadores, entrena poco y no demasiado bien. Por eso, al comprobar que Xavi les daba descanso a algunas vacas sagradas en la Champions, desde arriba se produjo ese toque de atención obligando a viajar a todo el equipo y a jugar a quienes estuvieran en condiciones.

Incluso la fiebre que dejó en tierra a Frenkie de Jong acabó siendo polémica porque, según testigos, el propio Deco abroncó al holandés por borrarse del desplazamiento a Bélgica. Al final, resultó ser también falsa la excusa de pernoctar en Amberes para entrenar allí mismo al día siguiente, pues el equipo lo acabó haciendo en Sant Joan Despí a primera hora de la tarde del jueves, igual que si hubieran regresado a Barcelona tras el partido.

Mestalla tiene la llave de esta Navidad azulgrana antes de cerrar el año en Almería, la semana que viene. El Barça de Xavi sólo puede frenar el pánico ganando los dos partidos y esperar que el Madrid y el Girona pinchen, pues si mantienen su distancia sobre el resto, la presión para el entrenador no desaparecerá así como así. De Xavi y de los jugadores depende que este sábado por la noche el banquillo pase un examen con toda la pinta de ultimátum. Laporta sabe que el margen antes de que la crisis alcance al palco por elevación es cada vez más corto.

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