Laporta confía que el Girona salve el ‘gatillazo’ de taquilla contra el At. Madrid

La mala estrategia de ticketing, el precio abusivo de las entradas y el ‘bache’ del equipo jugaron en contra. La afición del líder tiene descuentos por ser ‘residente’ y las agencias ya venden entradas más baratas que la web del club.

Es posible que este domingo, frente al Girona, la asistencia al estadio Lluís Companys mejore en relación con el último partido, contra el At. Madrid, donde el registro frustrante de 34.568 espectadores ha encendido todas las alarmas en la directiva y ha agudizado la sensación de impotencia en el área de ticketing, que ya venía viviendo esa misma angustia desde el primer día del traslado del primer equipo.

La entrada del segundo mejor partido de Liga en la montaña, después de Barça-Real Madrid de noviembre, fue incluso inferior a la del Clásico femenino, que alcanzó los 37.707 espectadores. De cara al ‘derbi’ catalán contra el Girona, que llega líder sorprendente a esta cita, influirá sin duda en el ánimo del barcelonista la mejora del juego del equipo de Xavi, acreditada ante el At. Madrid gracias a la reentrada de Pedri y de Frenkie de Jong, tanto como la no menos atractiva posibilidad para los aficionados del Girona de poder asistir sin limitación de entradas a un choque de trenes histórico e inédito en la Liga.

Cuando el Barça de Laporta decidió aplicar un descuento directo del 25% a cualquiera que comprase una entrada simplemente por el hecho de ser residente en Catalunya estaba muy lejos de imaginar que podría recuperarse económicamente del desastre de la semana pasada, si se analiza el resultado desde la óptica económica y de la previsión de taquilla, gracias a los seguidores del Girona.

Habrá que esperar, en cualquier caso, al verdadero impacto de ese doble estímulo en ambas aficiones y en el turista o visitante ocasional seducido por la posibilidad de ver en acción a dos de los mejores equipos del campeonato y la disputa de tres puntos importantísimos para ambos clubs de cara a esa cabeza de la clasificación que no puede estar más emocionante ni apretada.

La respuesta, más allá de que cualquier seguidor de uno u otro equipo estaría encantado de poder vivirlo en directo, dependerá como hasta ahora de dos factores determinantes para el espectador, como son el rechazo natural del ‘futbolero’ a un estadio frío, mal comunicado y sin una arquitectura apropiada y, desde luego, el precio de las entradas, excesivo, aplicado por la junta de Laporta.

Con poca visión y con la peor estrategia, el área de ticketing azulgrana, cuyo responsable también es el mismo Laporta a falta de un CEO o un gerente, calculó que el doble hechizo de las visitas consecutivas del At. Madrid y Girona solucionaría el déficit presupuestario arrastrado desde el arranque de curso, la oportunidad para vaciar los bolsillos del espectador.

El pésimo resultado se tradujo, a última hora, en nuevas ofertas y reducción a través de los canales oficiosos del club, sus propias agencias y revendedores de todo tipo a los que se recurre en caso de emergencia. Joan Laporta, a pocas horas del partido, hubo de salir en un vídeo corporativo llamando a los barcelonistas a llenar el Olímpic. Las respuestas en las redes fueron contundentes y directas con tuits del tipo “que la junta baje los precios y que el equipo juegue mejor”. En la grada, numerosos asientos desocupados y un dato revelador sobre una venta al aficionado de a pie que no superó los 20.000 tiquets.

Los precios tan decepcionantes para ese partido acabaron siendo inasequibles y sobrepasados para los interesados, muchos de ellos finalmente favorecidos por ofertas lastminute y otras vías paralelas. Los touroperadores oficiales del club están desesperados hasta el punto de que, para el siguiente partido contra el Girona, cualquier entrada disponible en portales como Viagogo se están ofreciendo más baratas que las puestas a la venta desde la web oficial del FC Barcelona. Prefieren sacárselas de encima a un precio más ajustado que comérselas por una falta evidente de demanda. Que la hay, porque el Barça sigue teniendo su tirón indudable, lo que ha cambiado es la picaresca en torno a un mercado que ha acostumbrado a este nuevo público externo de Montjuïc a localizar y comprar entradas a una tarifa por debajo del precio facial, a veces por cantidades verdaderamente irrisorias de entre 10 y 30 euros.

Favorecer conductos como el incremento de las invitaciones, por centenares, y packs super-económicos a favor de Penyes favoritas del presidente y de algunos directivos o rebajar sus propias condiciones con las agencias oficiales han servido recurrentemente para producir una falsa sensación de buen ambiente y de unos registros que siguen siendo muy bajos, demasiado, con relación las cifras del año pasado en el Camp Nou.

La confirmación se dio en el Clásico, con una recaudación inferior al último, de 7,6 millones contra 8,3 millones, a pesar de poner en circulación un mayor número de entradas libres que en Les Corts al mismo precio o superior.

Contra el Girona, aunque la hora y el día no son los óptimos (domingo a las 21.00), el frío también frenará la aventura de subir a Montjuïc aunque la afición del Girona y un cierto repunte de la barcelonista pueden reparar el descalabro del domingo pasado, un partido salvado por Joao Félix, al que Laporta no podrá comprar, desde luego, con la taquilla raquítica que tuvo.

 

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