La Universitat de Barcelona (UB) investiga desde hace tres meses el fallecimiento en el año 2022 de un científico que investigaba la enfermedad de Creutzfeldt-Jakobuna. Así lo ha informado El País, y cuenta que el investigador estuvo en contacto con miles de muestras no autorizadas que guardaba en el congelador de su laboratorio 4141, y no tenían registro de entrada.
Según cuenta el periódico, el bioquímico comenzó a trabajar en Barcelona en 2018. Poco después empezó a encontrarse mal, y pidió la baja en noviembre de 2020. La enfermedad es neurodegenerativa, cuyos síntomas más habituales son la demencia y la rigidez muscular. La enfermedad se desarrolla en silencio, y la esperanza de vida no suele superar los seis meses. El bioquímico murió a los 45 años y ocultó su estado de salud.
El director del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (IDIBELL), Gabriel Capellá, ha explicado que unas ocho personas trabajaron en el laboratorio en esa época, además del científico fallecido y el responsable de la instalación, Isidre Ferrer, y algunos de ellos han requerido atención psicológica durante meses. El laboratorio 4141 no estaba preparado para manejar muestras de alto riesgo biológico, y no tenía campana de bioseguridad. La Universidad de Barcelona, una vez encontró las muestras, decretó el cierre inmediato y la descontaminación del laboratorio, ubicado en la Facultad de Medicina, en L’Hospitalet de Llobregat.
La enfermedad de Creutzfeldt-Jakobuna es muy poco frecuente, ya que apenas hay uno o dos casos por cada millón de habitantes.
