LaLiga pone al descubierto la precariedad de la economía de Laporta

Retrasa al Barça a la tercera posición en el ranking de su margen salarial con 270 millones, superado por el At. Madrid (segundo) y el Real Madrid que prácticamente triplica los recursos azulgrana

Joan Laporta, presentant Ilkay Gundogan

El límite de la masa salarial atribuido por LaLiga al Barça de Joan Laporta ha puesto de nuevo al descubierto la esperpéntica gestión económica de la actual junta. De un límite establecido en la última revisión por LaLiga, que fue de 648,8 millones, el techo azulgrana se ha desplomado a 270 millones, una fotografía calamitosa si se tiene en cuenta que antes del verano estaba en 215 millones y se ha elevado en 55 millones por el efecto de la extinción o finiquito de contratos (Busquets y Alba), un festival de cesiones (hasta Ansu ha sido sacrificado) que ha supuesto un ahorro provisional de fichas y los traspasos realizados, algunos tan imprevistos como el del Dembélé y otros tan indeseados como los de Kessié o Abde. Con ese estrecho margen, Laporta se las ha arreglado para inscribir, no sin apuros ni estrecheces, las renovaciones y ampliaciones de contrato de un buen puñado de futbolistas (Gavi, Araujo, Iñaki Peña y Marcos Alonso) y las fichas de los recién llegados. Eso sí, gracias a que sólo ha tenido que hacer frente en concepto de traspaso al coste de la libertad de Oriol Romeu pagado al Girona. Y gracias.

Depende como se mire, aunque desde el lado de la propaganda laportista se trata de una exhibición de ingenio y esfuerzo, la caída de este margen no deja de caricaturizar la imagen de un club con un presidente que presume de haber sacado al Barça de la UCI y de haber vuelto al mercado como en los viejos tiempos, dando golpes sobre la mesa y atrayendo al Camp Nou a los mejores jugadores del mundo. La realidad es otra bien distinta, pues ese margen que le ajusta LaLiga, a la que se debe agradecer que el Barça esté retrasando el estado de bancarrota y de colapso gracias a su estrecho marcaje después de cada mercado, lo que mesura es la capacidad del Barça para mantener una plantilla competitiva, que es de 457 millones menos que la del Real Madrid (727 millones, casi el triple), un diferencial que prácticamente dobla el azulgrana de 270 millones, un registro con el que Laporta ha establecido una plusmarca azulgrana de precariedad.

Su Barça ha tocado fondo, pues sigue con más de 400 millones de masa salarial real y, por tanto, sometido a sólo poder gastar un porcentaje medio del 50% de ventas, recortes de ficha o determinados tipos de ingresos a la hora de seguir fichando, lo cual significa que para reforzar el equipo de Xavi en cualquier modalidad Laporta ha de vender futbolistas como solución más a mano, y si son de la cantera, mejor que mejor.

La cuestión de fondo sigue siendo la estabilidad en el entorno del club, que hoy se basa exclusivamente en que el primer equipo no recaiga en Europa otra temporada consecutiva, que sería la tercera, y siga mandando en la Liga para evitar la inquietud social que podría propagarse a causa de la cada vez más decepcionante respuesta de la junta en el resto de los frentes. Laporta lleva fichados 16 jugadores en un año y medio y acumulados en ese mismo periodo 840 millones en palancas que no han servido, sorprendentemente, para mejorar el fair play financiero, eso es evidente, tampoco para revertir ni un euro -al contrario- la deuda, ni para estabilizar su actividad ordinaria, que sigue presentando un alarmante déficit estructural por la caída de los ingresos y la irremediable subida de los gastos domésticos.

La poca sensibilidad social demostrada por la directiva de Laporta a la hora de atraer y acomodar socios en Montjuic ha abierto los ojos de muchos socios decepcionados, además, con la pusilánime reacción, tardía e incompetente, al estallido del caso Negreira y, más reciente, en el conflicto del fútbol femenino en el que las jugadoras azulgrana han liderado la batalla contra el machismo y la caída de Luis Rubiales mientras Laporta se ha escondido y la institución, por completo alejada de sus valores, se ridiculizaba a sí misma con un posicionamiento cómplice a favor de la continuidad de Rubiales. La opacidad en todos los ámbitos de la gestión y los trapicheos en los fichajes a favor de los intereses de Jorge Mendes no promueven precisamente el entusiasmo entre una masa social que, a pesar de todo, aún asiste contenida, contemplativa y anestesiada a este carrusel de episodios. Es el efecto más positivo y eficaz del aparato mediático del laportismo, capaz de controlar su estado emocional con el mismo argumento recurrente de siempre: básicamente, que bastante ha hecho Laporta con resucitar el equipo con la herencia recibida, un razonamiento que por ahora sigue siendo tan balsámico como cada vez más alejado de la realidad.

Laporta ha podido cicatrizar y rehacer la economía y los estados financieros del Barça de un solo golpe con esos 840 millones netos de beneficio extra, una cifra gigantesca y descomunal que, por poner un ejemplo, es superior a los ingresos ordinarios del club registrados en las dos primeras temporadas posteriores a la pandemia, dos años en los el resto de los clubs grandes de Europa, todos menos el Barça, han recuperado y sobrepasado la cifra de ingresos del último ejercicio anterior al impacto de la covid.

No hay respuesta a la pregunta sobre a dónde ha ido a parar esa ingente cantidad de recursos, que también se podrían considerar como reservas no activadas por las juntas anteriores. Se han volatilizado, por desgracia, sin haber servido para fichar a Haaland, Brozovic, Bernardo Silva o Kimmich, mucho menos para recuperar a Messi. Con ese dineral apenas le ha llegado para comprar un jugador en todo el verano (Oriol Romeu) y ni siquiera para cubrir el resto de los fichajes libres o las cesiones de los Joaos, puesto que la directiva se ha visto obligada a avalar 40 millones ante LaLiga.

Con 840 millones netos también le podía haber dado la vuelta a los fondos propios negativos lastrados por la incapacidad de Laporta para recuperar el nivel de los ingresos ordinarios desde que ha vuelto al palco del Camp Nou. En el nuevo ranking de LaLiga, el Barça se ha visto superado en la segunda posición por el Atlético de Madrid con 296 millones de margen salarial.

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