La bicefalia que siempre ha exhibido el PNV, con un liderazgo de partido encarnado por el presidente de la formación y un liderazgo institucional, que representa al lendakari, parece arraigar entre los partidos independentistas catalanes. En Esquerra Republicana hace tiempo que quieren reproducirlo, con Oriol Junqueras controlando la formación y Pere Aragonès en su rol de presidente. En Junts también lo intentan, separando liderazgos de partido, como el de Laura Borràs o Carles Puigdemont, de sus candidatos o miembros del Govern –cuando no renuncian a estar–. En ERC, sin embargo, además, últimamente intentan separar del partido incluso elementos destacados del Govern, como por ejemplo la consejera Laura Vilagrà, que tiene mucho peso en el Govern y en cambio nada de protagonismo a los actos de partido.
La semana pasada se conmemoró el 20 aniversario de la Casa de la Generalitat en Perpiñán. Años atrás, este espacio había sido clave en el engranaje institucional del Govern, en las relaciones con la Catalunya del Nord e incluso en la promoción económica, política y turística de Catalunya. Ahora, sin embargo, el Govern celebró una efeméride así con un simple acto con la consellera Vilagrà entregando un premio y haciendo un discurso.