Desgraciadamente, todavía quedan muchos Rubiales

La actitud de Luis Rubiales, presidente de la real federación española de fútbol, evidencia que hoy en día todavía nos queda mucho por andar como sociedad

Luis Rubiales,  suspendido durante 90 días como presidente de la Real Federación Española de Fútbol por la FIFA, ha decidido no dimitir de su cargo. Una «decisión» en contra no sólo de lo que debería hacer por respeto y ética, sino también a contracorriente, ya que incluso partidos políticos como PSOE, Sumar y PP han pedido públicamente su dimisión. A raíz de las actitudes inmaduras de Rubiales, una parte del equipo técnico de la selección femenina de fútbol ha dimitido con motivo de protesta. Además, jugadoras de la selección como Aitana Bonmatí, Alexia Putellas, Cata Coll, Athenea del Castillo, Irene Paredes, Alba Redondo, Ona Batlle o Mariona Caldentey han mostrado públicamente su apoyo a Jenni Hermoso junto a otros futbolistas y deportistas como la atleta Ana Peleteiro o la baloncestista Marta Xargay. Asimismo, muchas han manifestado sus quejas porque, después de años de lucha dentro del deporte femenino, la victoria de un campeonato mundial se vea tapada por machismo.

Tras tergiversar los hechos, alegando que el beso a Hermoso fue consentido y cambiando la versión inicial de que ese gesto -ahora reducido a piquito– fue “fruto de la emoción del momento porque se llevaban muy bien”, Rubiales aún no ve qué es lo que ha hecho mal. Y después de una semana del beso y la falta de respeto al palco con sus gestos, de las “disculpas públicas” en las que no mostraba ni un ápice de arrepentimiento, el comunicado que obligaron a escribir a Hermoso expresando un falso consentimiento, la no dimisión de Luis Rubiales con lecciones de feminismo incluidas y el nuevo comunicado de la jugadora, creo que hay muchas cosas que lamentar.

En os últimos días hemos podido ver portadas ridículas y tertulias que lo han sido más que exponían y culpabilizaban a Hermoso después de haber sido ella la agredida e incomodada. La jugadora, que debería haber estado saboreando uno de los momentos más dulces de su carrera, ha tenido que estar sometida durante todos estos días a un montón de opiniones gratuitas y llenas de rechazo al respecto entre iguales en las que se la acusaba de exagerada y de “dejar caer” una figura que debería saber -al menos- comportarse públicamente según el protocolo.

Lo que desgraciadamente todavía no entiende Rubiales es que él es una figura de representación ante el mundo y que él es quien tiene la sartén por el mango en cuanto a autoridad en la carrera de Hermoso. Sin embargo, su defensa sigue amparada tras el consentimiento de la que es una subordinada.

Con la denuncia de Rubiales, Jenni Hermoso ha plantado cara a un sistema patriarcal y machista en el que todavía muchos hombres aprovechan para ejercer su poder y privilegio sobre las mujeres. Sin embargo, después de las múltiples reacciones -y los aplausos ante la no dimisión- a mí como mujer me dejan una serie de mensajes poco esperanzadores.

Ante todo se me reafirma la triste creencia de que las agresiones a las mujeres siguen y seguirán quedando impunes durante mucho tiempo. Si ante unos hechos grabados y la versión de una mujer con visibilidad y reconocimiento público existe esta falta de apoyo, ¿cómo quieren que las mujeres se atrevan a explicar lo que les sucede?

Tampoco sé si me dio más miedo escuchar el discurso de no dimisión de Rubiales o los aplausos posteriores a éste, el hecho de que se blanquee el comportamiento de Rubiales con el pretexto de la emoción del fútbol, de que tenemos “problemas más importantes” o de que no es necesario “manchar un momento histórico”. Ha actuado como un agresor de patio de escuela y aquellos que le secundan -entre ellos periodistas deportivos- como los niños que vitorean o miran al acosador desde un rinconcito, como si eso les hiciese menos cómplices.

No sé todavía qué esperan para echar a un personaje de este calibre, pero con esta impunidad por parte del todavía presidente de la Federación se me despierta la curiosidad de cuánto vale nuestra palabra como ciudadanos y ciudadanas que condenan un hecho de una figura que pagamos todos en un país «democrático».

Y una vez más las que salen perdiendo son ellas que, ante la inoperancia para defender a las mujeres del sistema, han firmado, junto con otras 58 futbolistas más, un comunicado a través de FUTPRO en el que afirman que “todas las jugadoras que firman el presente escrito no volverán a una convocatoria de la selección si continúan los actuales dirigentes”, muestra de apoyo a Hermoso.

Desgraciadamente, hechos como éste demuestran que a las mujeres todavía nos queda un largo camino de lucha por recorrer y que de Rubiales hay muchos en todas partes y, además, tienen ejemplos de actos irrespetuosos en figuras de poder que quedan en la impunidad total.

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