La Grada d’Animació, ante el reto de seguir aplaudiendo más a Laporta que al equipo

Los grupos de apoyo incondicional han sufrido otro recorte de aforo en Montjuïc y han de decidir, antes del partido ante el Cádiz, si mantienen su servilismo a la junta que les hace la vida imposible

Aficionats del Barça al Camp Nou

Antes del próximo partido del Barça en Montjuic, frente al Cádiz, seguramente la directiva habrá solucionado el conflicto surgido con motivo de la celebración del Gamper con la Grada d’Animació, que vio reducido su aforo de forma imprevista y se diría que salvaje apenas unas horas antes del estreno de la temporada.

La noticia, del todo imprevista, saltó cuando los grupos integrantes de ese colectivo emitieron un comunicado de desaprobación y de repulsa a un segundo recorte adoptado por la junta en las horas previas la choque de presentación ante el Tottenham. El mensaje advertía de la sorpresa de una medida que, en su versión, incumplía lo pactado en una reunión previa celebrada entre sus responsables con ejecutivos y directivos.

«En las últimas horas, el club nos ha comunicado -decía la nota- la intención de reducir nuevamente el aforo del espacio de animación y deshabilitar sin justificación alguna el abono de modalidad esporádica incumpliendo todos los acuerdos adquiridos previamente con los responsables de los grupos que conformamos el espacio de animación. No es la primera vez que el club incumple los acuerdos adquiridos previamente con la grada, mostrando un total desinterés en nuestras propuestas, pero debido a la gravedad de este último hecho no podemos dejarlo pasar (…) Queremos recordar, que a diferencia del resto del estadio, la Grada d’Animació ha agotado todas las localidades disponibles en su zona en el Lluís Companys (591 localidades), 50% menos de las que tenemos en el Camp Nou, tal y como se acordó con el club inicialmente, con la firme intención de dar apoyo a nuestro equipo como siempre hemos hecho, y más en una temporada que se prevé especialmente difícil”.

Ciertamente, no se puede esperar mucho más de una junta como la de Joan Laporta que, hace apenas unos meses, cuando se afrontó el traslado de estadio en base a los estudios técnicos, puso de manifiesto su reiterada insensibilidad y pasotismo en los asuntos sociales anunciando la desaparición del estatus de abonado y la imposición de unos precios desorbitados a los socios de toda la vida interesados en disfrutar de un asiento en el Lluís Companys.

Era el primer aviso serio de las condiciones que se impondrán en el futuro a los barcelonistas cuando concluya la reforma del Spotify Camp Nou. También la Grada d’Animació sufrió un primer tijeretazo de la mitad de su tropa a pesar de que, a diferencia de resto de los abonados, sus miembros siempre estuvieron dispuestos y comprometidos a trasladarse en bloque desde su Gol Nord de Les Corts a Montjuïc.

La reacción de la masa social fue, como se sabe, la de expresar su desencanto y disgusto, lo que obligó a Laporta a suavizar las tarifas y acondicionarlas al bolsillo de los socios. Igualmente, la respuesta no fue ni mucho menos buena del mismo modo que la entrada en el Gamper, que registró una asistencia bastante floja de 35.224 espectadores. El estadio Lluís Companys tampoco atrajo al público visitante y turista porque además Laporta ha consentido que el Ajuntament de Barcelona, a diferencia de la manga ancha y la inacción con la que permite la celebración de conciertos en el mismo equipamiento ex olímpico, se ha empeñado en prohibir que los aficionados se acerquen si no es andando desde varios kilómetros.

La junta de Laporta, para rematar este cúmulo de torpezas, ya había despojado anteriormente el Gamper de su tradicional e histórico atractivo como punto anual de encuentro del colectivo de las Penyes azulgrana. Además de celebrarse cada año el Congrès y la Trobada Mundial coincidiendo con el Gamper, desde el club se promocionaba la asistencia con diferentes packs de entradas permitiendo que por lo menos unos 10.000 penyistes tuvieran cabida en el Gamper y, literalmente, arrasaran cada año por las mismas fechas La Botiga estableciendo sucesivos récords de ventas.

Esta vez el Gamper se jugó sin ese público tan especial de años atrás ni con otro sustitutivo. Fue otro Gamper marcado por esa desafección de las Penyes provocada deliberadamente desde la junta de Laporta y su plan de desmantelamiento del colectivo al que se ha añadido su decisión de aniquilar también gradualmente el espacio de animación.

La Grada d’Animació, sin embargo, ha estado sirviendo a la junta de Laporta con una actitud inconfundiblemente empática y se diría que hasta con un exceso de complacencia y de ‘palmerismo’ como cuando, en las sucesivas eliminaciones del equipo en las competiciones europeas, ese pulmón del estadio, pese a tener motivos para sentirse profundamente decepcionado, ha evitado muestras gruesas de desencanto y de frustración. Especialmente entusiasta fue su reacción a la última eliminación en la liguilla de la Champions en el Camp Nou, donde se reclamó la presencia de la plantilla para una ovación y cantos de ánimo en una actitud se diría que hasta con un exceso de colaboracionismo y de sospechoso ‘entusiasmo’ en la salvaguarda de una posible reacción de crítica o desencanto hacia el palco.

Ahora, a pesar de estos méritos acumulados en la defensa de la gestión de Laporta, la Grada d’Animació ya ha sabe con quien se la juega en la hora de la verdad cuando toca apostar seriamente por los barcelonistas más generosos a la hora de animar incondicionalmente y de perdonar lo imperdonable.

Desde el incidente del Gamper, cuando se supo que Laporta les iba a arrebatar otra parte de su mermado aforo en beneficio de más ventajas para los turoperadores amigos de la junta, no se ha vuelto a hablar del tema ni han trascendido negociaciones.

“Claramente -añadieron en su nota-, se está dando prioridad al público extranjero, al turista ocasional y no al público local que sentimos en los colores. Por todos estos motivos exigimos la rectificación inmediata y que se respete el acuerdo inicial, tanto por los miembros con modalidad de temporada como por los esporádicos. Estamos abiertos a reunirnos con el club (como siempre hemos hecho) para desatascar esta situación y que se cumplan los acuerdos iniciales, o entramos todos los miembros acordados o no entraremos ninguno de los grupos y nos guardamos el derecho a poder realizar futuras acciones».

Lo más probable, sin embargo, es que como viene ocurriendo con el resto de los colectivos también la Grada d’Animació acabe pasando por el tubo y siga aplaudiendo más a Laporta que al equipo.

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