Puigdemont se desentiende de Navalni

Josep Lluís Alay y Gonzalo Boye le pidieron hace tres años que no saliera en defensa del opositor ruso para no poner en peligro el apoyo de Putin a la independencia de Catalunya

L'eurodiputat Carles Puigdemont, al Parlament europeu i l'opositor rus Alexei Navalni, en dependències judicials a Moscou

El opositor ruso Alexei Navalni fue condenado, el pasado 4 de agosto, a 19 años de cárcel bajo la acusación de «financiar e instigar actividades extremistas», entre otros cargos. Navalny, abogado y político contrario a la política del presidente Vladimir Putin, fue envenenado el 20 de agosto de 2020 e ingresado en un hospital en la ciudad rusa de Omsk. Trasladado después a un hospital alemán, estuvo siete días en coma inducido. Finalmente, recibió el alta hospitalaria el 23 de septiembre. El 17 de enero del 2021 regresó a Rusia, donde fue detenido tras aterrizar el avión en Moscú. Un mes después fue condenado a dos años y ocho meses de cárcel con el argumento de que no se había presentado a una cita judicial de 2014. Su detención provocó manifestaciones multitudinarias de protesta en Rusia y una gran condena internacional, a la que no se sumó el ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, para no poner el peligro el apoyo de Putin a la independencia de Catalunya.

Puigdemont tampoco se ha manifestado estos días en relación a la nueva condena contra Navalny. El 23 de agosto de 2020, tres días después del envenenamiento del opositor ruso, el jefe de la Oficina de Puigdemont, como ex presidente de la Generalitat, Josep Lluís Alay, y su abogado Gonzalo Boye estuvieron de acuerdo en pedirle que no hiciera ninguna intervención crítica con la actuación del Kremlin en ese caso. Ese mismo día se hacía pública una carta al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pidiéndole que indultara al informático Edward Snowden, que se refugió en Rusia tras difundir información de la Agencia Nacional de Seguridad de su país. La carta iba firmada por 26 eurodiputados entre los que estaban Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí. Alay le dijo a Boye, en una conversación interceptada judicialmente, que «la carta Snowden del presidente ha sido una apuesta muy arriesgada en mi opinión». El abogado le restó importancia al tema y el jefe de la Oficina de Puigdemont le comentó que “tú sabes que soy proSnowden pero es como el tema Navalni. Hay que tener cuidado con los tiempos”. Boye le replicó que «los rusos están apoyando esto» y «nosotros fuimos informados por el abogado ruso de que esto era bien visto: no que el MHPP la firmara sino que se planteara en USA». Alay acotó que “pero si apostamos en público a Kremlin, hagámoslo de verdad”. «Mira, hay un triángulo clave: Bielorrusia-Snowden-Navalny», dijo y mostró su preocupación porque «en cualquier momento puede aparecer un tuit del presidente a favor de Navalny». “Nada de Navalny”, sentenció y Boye le puso presión: “Mejor díselo ya”. «Y me refuerzas más tarde», pidió el jefe de la Oficina de Puigdemont. Una hora más tarde volvió a contactar con Boye para decirle que ya había cumplido el encargo: «He hecho la reflexión de que el momento en Moscú es muy complicado con este endemoniado triángulo para Putin».

No hubo ningún tuit de apoyo de Carles Puigdemont a Navalny hace tres años. Tampoco lo ha habido ahora, ante una condena a 19 años de cárcel que ha suscitado las quejas de Naciones Unidas, la Comisión Europea o las diferentes entidades internacionales de defensa de los derechos humanos.

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