No hay cambio de ciclo que valga

Las pasadas elecciones del 28 de mayo nos trajeron la sorpresa de un mapa de gobiernos municipales y autonómicos con cambios significativos. Enseguida, la derecha quiso aprovechar la ocasión para convencernos de que el voto de derechas ha aumentado mucho, lo que significaba un cambio de ciclo que tendría consecuencias ineludibles de cambio de gobierno en España. Pero la realidad no es del todo así teniendo en cuenta algunos factores muy importantes:

  1. El bajón de C’s, ha generado trasvase de voto hacia el PP. Voto que no se ha perdido por la ley electoral, que castiga a los partidos que no llegan a un umbral mínimo y premia a los que sacan más votos. Así el PP ha salido doblemente beneficiado.
  2. Por otra parte, la abstención de muchos votantes de Podemos, que ha significado su desaparición de muchos gobiernos locales debido a la ley electoral, que establece un umbral mínimo para tener representación. Aunque algunos votantes de Podemos han votado al PSOE, otros antiguos votantes del PSOE, arrastrados por C’s han acabado votando al PP. Por lo general, la abstención de izquierdas ha sido superior, por el desgaste del gobierno, provocado por la campaña de desprestigio de la derecha.
  3. En Cataluña la abstención ha sido distinta y ha recaído más bien en partidos independentistas, sobre todo ERC, que no ha tenido demasiado éxito en el gobierno de la Generalitat. El ciclo de dominancia del independentismo parece haberse agotado y el partido llamado a la alternancia política es el PSC.

Vistos los resultados, el Presidente del gobierno tomó la decisión de convocar elecciones generales al día siguiente de las municipales y autonómicas, tomando las riendas del debate político. Al mismo tiempo, para poder gobernar, el PP debe pactar con Vox en muchos municipios y autonomías, lo que evidencia la pérdida de derechos y libertades que esto significa para los ciudadanos.

Paralelamente, a la izquierda del PSOE los pequeños partidos parecen haber entendido la necesidad de presentarse juntos para asegurar la representación parlamentaria suficiente para poder influir en el gobierno. Esto introduce la posibilidad de que el voto a la izquierda del PSOE no se pierda como ocurrió en las municipales, pero Sumar podría no sacar votos suficientes en algunas circunscripciones, favoreciendo a Vox.

Todo ello ha cambiado de forma relevante el panorama político, donde el aspecto más importante para la derecha es conseguir que la izquierda no vaya a votar. Y la izquierda lo que debe hacer es ir a votar y dónde se vea la posibilidad de que se pueda perder el voto, se añada al mayoritario.

Por eso, retorciendo la realidad, el PP dice falazmente que Sánchez ha convocado las elecciones en julio para que la gente no vaya a votar. Quiere hacer creer al elector de izquierdas que no se debe ir a votar y al votante de derechas que vaya. Por otras razones, en Catalunya, algunos partidos independentistas promueven la abstención. Está claro que en el nacionalismo catalán puede justificar mejor su posicionamiento cuando trabaja a la contra, simulando que nada tiene que ver con España. Esto le posibilita el enfrentamiento y la crispación. Al igual que la extrema derecha española ha crecido cuando las opciones independentistas han sido fuertes.

Pero los que creemos en la democracia, en la libertad y en los derechos sociales sabemos que cuestan mucho de  alcanzar y mantener. No se puede bajar la guardia. En algunas cosas (que caben en los dedos de la mano) el gobierno de coalición se ha equivocado. Pero somos también conscientes de que con más de 200 leyes aprobadas era difícil no cometer algún error. Sabemos que han sido tiempos difíciles y sin embargo hemos salido adelante. Recordemos cómo se afrontó la crisis económica anterior, provocada por la especulación financiera y el gobierno de España del PP decidió transferir recursos públicos directamente a los bancos. Recursos que no evitaron los desahucios, ni el aumento del paro, ni la reducción de las pensiones, ni la pérdida de tejido industrial. Esto es lo que heredó el gobierno actual. Muy diferente a lo que ha hecho el gobierno de coalición, que ha estado al servicio de la ciudadanía y del tejido empresarial, de los trabajadores y pensionistas y en general de las políticas de cohesión social y de igualdad, amortiguando enormemente el impacto de la crisis financiera generada por la Covid, la guerra de Ucrania y la crisis energética.

Más que nunca, debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para ir a votar. Si es necesario, votar por correo. Rehuyamos los cantos de sirena de quienes quieren desprestigiar la gestión de gobierno. Más que nunca, vayamos a votar y seamos claros en el voto. La única forma de facilitar la gobernabilidad y el desarrollo de las políticas que favorecen a los más débiles es votar y hacerlo con la cabeza.

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