«La precarización está produciendo un brutal desgaste de la democracia»

Entrevista a Mariano Aguirre

Analista de cuestiones internacionales, en particular conflictos armados y tendencias globales. Ahora, es miembro asociado de Chatham House, y de la Red Latinoamericana de Seguridad, de la Fundación Friedrich Ebert. Articulista, ha publicado varios libros. El último “Guerra fría 2.0. Claves para entender la nueva política internacional” (Icaria).

¿Se repite la Guerra Fría, en forma de farsa, o no tanto?

Haciendo un seguimiento, particularmente desde la administración de Donald Trump en adelante, empecé a analizar datos, sucesos, circunstancias, de las relaciones entre EE.UU. China, Rusia y la Unión Europea, y sus crecientes tensiones. Algo que se aceleró especialmente con China, cuando Trump realmente la situó como enemigo de los EE.UU. Luego, el presidente Biden cambió el tono, la forma, pero no el fondo. Sigue considerándola un adversario, aunque dice no querer una nueva guerra fría con ella. Sin embargo, en documentos oficiales, en la retórica oficial, aparecen medidas económicas proteccionistas, restricciones a las exportaciones de alta tecnología, en particular las que tienen que ver con la defensa y la seguridad. Cosa a la que China ha respondido con posiciones similares. De otro lado, la invasión Rusia a Ucrania ha acelerado y agudizado, como sabemos, las tensiones entre EEUU y Rusia, versus Europa. Todo esto me hizo pensar en si no nos encontramos en una reedición de la Guerra Fría, que vivimos entre 1945 y 1990. Empecé a investigarlo y llegué a dos conclusiones. La de que, crecientemente, sí hay una Guerra Fría, y de que no es igual que la anterior. El título del libro podría haber sido “No es igual que la anterior, pero es una Guerra Fría”

¿Qué es pues esta nueva Guerra Fría?

La Guerra fría se definió como tal en la medida del enfrentamiento entre las dos grandes potencias posteriores a la II Guerra Mundial, la Unión Soviética y EE.UU. Nunca libraron una guerra de forma directa, pero hubo tensiones altísimas, como las crisis de Berlín y la de los misiles de Cuba. También una competencia constante y muy peligrosas en el crecimiento de los arsenales nucleares, químicos, bacteriológicos y convencionales. Hubo una guerra de servicios de inteligencia, muy bien reflejada por autores como John le Carré. Hubo internamente, en EE.UU. y en la Unión Soviética persecuciones, como el macartismo y los disidentes, censuras… Un intento de alineamiento muy fuerte de los ciudadanos, con formas muy diferentes, entre capitalismo y comunismo. Y hubo también intervenciones muy fuertes con sus aliados, como ocurrió en Checoslovaquia o Hungría desde la URSS o, por ejemplo, en Chile, por parte de EE.UU. 

En la Guerra Fría el comunismo fue relevante ¿Lo sigue siendo en su reedición 2.0?

Hay un contenido desproporcionado, pero cierto, de que Rusia es simplemente una extensión de lo que fue la Unión Soviética, a lo cual Putin, ayuda, con el apoyo de Ideólogos, militares… Ex -miembros del PCUS, que se reciclaron a esa especie de cleptocracia económica que se hizo con las grandes industrias, no tienen ideología, se mueven por intereses, pero Putin se ve como un personaje que está restituyendo la vieja gloria, no solo soviética, sino del imperio ruso, que se ha visto en varias ocasiones invadido, humillado… En el caso chino, hay algo de esto. No era un enemigo tan fuerte, a pesar de disponer de armamento nuclear durante la Guerra Fría. Luego, con Richard Nixon, empezó a haber buenas relaciones entre EE.UU. y China. Sin embargo, en la historia de la diplomacia de EE.UU. hay momentos en los que se hablaba de porqué se había perdido China en manos del comunismo. China sigue reivindicando que es un país comunista, que tiene un partido comunista fuerte, que orienta el país. Esto, especialmente para ideólogos, escritores, politólogos, asesores, halcones… norteamericanos, que los hay, reciclados de la Guerra Fría, justifica que hay que vencer a Rusia y prepararse para una confrontación dura con China.

Otro constructo que, con la guerra de Ucrania, está adquiriendo un protagonismo ad nauseam es el de “Occidente” ¿Qué es esto de ser ““occidental”? ¿Formar parte de la OTAN?

Así como en la Guerra Fría, el enfrentamiento era capitalismo-comunismo, en este momento, todos los países, todos, sin excepción, operan dentro de un sistema económico mundial que es el sistema capitalista. Hoy no hay enfrentamiento de sistemas económico sino solo formas de gestionar el capitalismo. Así las cosas, EE.UU. se ha sacado de la manga la confrontación, liderada por ellos mismos, entre democracia y autoritarismo. Algo que tiene una base cierta, porque es verdad que tenemos regímenes autoritarios, que ya no acceden al poder por golpes de Estado sino por la vía electoral. En general, tenemos un fenómeno de ascenso del autoritarismo ¿Qué es Occidente en esta pugna? Una extensión que nos plantea EE.UU. y sigue Europa 

¿Algo de lo que los franceses llaman vielle dame?

Lo que denominábamos Occidente era EE.UU. liderando Europa, Australia, Canadá-Nueva Zelanda, y las élites en el Sur. Ese es un mundo que está en repliegue. Hoy en día, gran parte de la producción y del comercio mundial está controlado por países no occidentales. Los llamados “emergentes”: Turquía, Brasil, Sudáfrica, Indonesia, Corea del Sur…, y una larga lista. Algunos de los cuales se planean crear organizaciones financieras alternativas al Banco Mundial, y al FMI. Todo esto con el elemento añadido que el líder de Occidente, EE.UU. está en crisis institucional, política, social…  Al mismo tiempo, Europa tampoco puede erigirse, como se esperaba en los años 80, en sustituto de los EE.UU. Europa tiene problemas internos, divisiones…, con el crecimiento de partidos y movimientos de ultraderecha o gobiernos como el de Hungría y Polonia. Occidente es algo en repliegue. Cuando acabe la guerra de Ucrania, sea como sea, volveremos al ver al Rey Desnudo.

¿Las democracias están gravemente afectadas por lo que Martín Santos denomina “israelización” del mundo?

Israel es una potencia tecnológica y militar en Oriente Medio, pero que está sufriendo graves divisiones internas y tendencias autoritarias, precisamente por la ocupación de Palestina. El propio cambio sociológico amenaza su posibilidad de ser un Estado democrático. Analistas israelíes plantean que a medida que se mantenga la ocupación de Palestina, nos hacemos cada vez más autoritarios. No sé si “israelización” es el concepto más adecuado, pero sí que es verdad que en el mundo hay tendencias autoritarias graves, que proceden de la crisis de la legitimación democrática. Millones de personas no se ven representadas y protegidas en sus intereses por el sistema democrático y el de partidos políticos. Esto está vinculado fuertemente a la imposición y el entusiasmo por políticas neo-liberales, de disminución del papel del Estado. Desregularizar y dar más poder a la economía financiera, ha llevado a la precarización, que está produciendo un desgaste brutal de la democracia.

Algo que, en el caso de la Unión Europea, no parece ser de hoy, sino que se ancla en un devenir hegemonizado por el conservadurismo, con la complicidad de parte de la socialdemocracia…

En sus inicios, por diversas razones como la evitar nuevas guerras, el proyecto europeo buscó una idea incluso post-estatal, post-nacional, en un continente marcado por el nacionalismo. Era, digamos, un buen proyecto, pero que al desarrollarse ha ido adoptando, quizás inevitablemente, formulaciones institucionales que la han burocratizado, alejándola cada vez más de los ciudadanos. Con su ampliación a 27 miembros se ha complicado más las cosas. Su mayor problema ahora es poder recuperar la adhesión de los propios ciudadanos. Cosa que no pinta bien con las rupturas internas que se están produciendo. 

En cualquier caso, como apuntas, la actual Guerra Fría diverge bastante de la anterior…

Señalaría tres diferencias substanciales. En la Guerra Fría el enfrentamiento era entre sistemas económicos y políticos diferentes. Ahora lo es dentro del mismo sistema. EE.UU. era entonces una potencia en ascenso, que entre los años 50 y 60 adquirió su máximo auge de poder, y hoy está en crisis y con pérdida de su legitimidad como potencia global. En la Guerra Fría, EE.UU. se enfrentaba a una potencia que era la Unión Soviética, pero muy debilitada por cómo le había impactado la Segunda Guerra Mundial. Hoy se enfrenta a una potencia en ascenso económico y tecnológico, y de alcance global. Y otra diferencia es que en la primera Guerra Fría se independizaron alrededor de medio centenar de colonias. Hoy gran parte de esos Estados están en crisis. Pero entre ellos, los emergentes, como la India, son fuertes.

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