Inteligencia artificial ¿para qué?

La naturaleza asemeja un sistema organizado, coordinado e interdependiente. Los leones cazan, las abejas recolectan y polinizan ¿guiadas por el instinto? Animales gregarios que actúan con orden jerárquico y procedimiento prefijado.

Nosotros evolucionamos de monos a humanos, al ponernos en pie y utilizar las manos. El cerebro desarrolló la inteligencia en busca de nuevas formas e instrumentos que facilitasen saciar mejor necesidades y expectativas. Operamos con estructuras y procedimientos variados. Con el consciente y el inconsciente.

Utilizamos el palo y la piedra. Las unimos después para formar hachas y lanzas, más duraderas y eficaces. Inventamos la rueda y la domesticación de animales de tiro nos descargó de pesadas tareas de transporte. El descubrimiento de los metales y la metalurgia fue decisivo en la construcción de mejores útiles y herramientas. Prosperó la agricultura, la ganadería, la medicina, la construcción, la mecánica, la electrónica, …

Aprendimos a encender, usar y controlar el fuego. Energía que, junto a la eólica e hidráulica, consiguió más y mejores bienes y servicios. A la espera de la nuclear de fusión, la de fisión y la fotovoltaica aumentan las posibilidades. La máquina de vapor, el motor de explosión, el descubrimiento de la electricidad, su transporte en alta tensión y su almacenamiento en baterías, permite utilizar la energía en itinerancia y lugares distintos al de su generación.

Pasamos de nómadas, cazadores y recolectores principalmente, a fundar aldeas y ciudades. El incremento y la transmisión de conocimientos, la cooperación y la coordinación de los esfuerzos, que siguió a la especialización artesana, mejoró continuamente el producto obtenido, cuyo remanente podía adquirirse mediante el intercambio, la compra con dinero o el expolio armado.

Con la revolución industrial, el mercader capitalista introdujo un cambio sustancial. En lugar de comprar el producto artesano, pasó a comprar el trabajo obrero. De producir lo suficiente para vivir mejor, se pasó a producir al máximo para el enriquecimiento del amo y su beneficio pecuniario, que pasó a ser el objetivo principal, mediante la plusvalía.

La inteligencia individual del artesano, fue utilizada por los obreros en su acción colectiva, impelidos por las nuevas condiciones de trabajo y la conciencia de clase.

Iniciado el siglo XX, el congreso sindical de Sants, impulsó la adquisición de conocimientos profesionales, científicos y culturales, con fomento de la inteligencia obrera. Los dueños de los medios de producción, idearon sistemas para dificultarla y hacerla inocua al funcionamiento de la producción en masa.

Hoy el antiguo capitalismo industrial transita hacia la especulación financiera, la construcción inmobiliaria, la apropiación y concentración privada de bienes de primera necesidad, como la alimentación, el agua, la energía, la vivienda, las telecomunicaciones, … En este contexto neoliberal de desindustrialización, que evita cada vez más el trabajo humano cualificado, la apropiación se hace mediante las subidas de precios que repercuten en toda la población. Aquí coadyuva la guerra.

En esta transición intentan evitar que la inteligencia del ciudadano se ejerza colectivamente. En eso están las redes sociales con el omnipresente móvil. Para evitar que el avance en la asunción de los derechos humanos, los requerimientos sanitarios, educativos, de amparo en la vejez, en la enfermedad e infortunio, la cultura, la ocupación del tiempo libre …, en un entorno jurídico social y democrático de derecho, pongan en cuestión los beneficios del 1% de la población, propietario de más del 50% de la riqueza del planeta.

Aquí aparece la IA, en soporte electrónico y pronto cuántico. Algoritmos diseñados por humanos, que responden a propósitos sin adecuado control, necesitada de aporte energético. Son tan prodigiosos los alardes de la IA, que existe el peligro de que asuma funciones esenciales, que salga el genio de la lámpara y que se abra la caja de Pandora.

Estos avances científico-técnicos obliga al rigor responsable, a corroborar a priori los propósitos, la bondad y la fiabilidad de procedimientos y resultados, como se hace con los medicamentos, por ejemplo. Aunque el descontrol medioambiental no mueva al optimismo.

Es preciso estimular el fortalecimiento del pensamiento crítico y poner los medios que eviten que nos hagan dependientes y subordinados a sus máquinas y a su codicia.

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1 comentario en «Inteligencia artificial ¿para qué?»

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