La proximidad de las elecciones municipales del 28 de mayo hacía ya prever que los políticos catalanes y, sobre todo, los candidatos a la alcaldía de Barcelona tendrían una intensa actividad por Sant Jordi. Paseos, dejarse ver, saludar afines y no tan afines, visitar paradas emblemáticas, hacerse fotos con simpatizantes para multiplicar el efecto en las redes, regalar rosas, besar niños y abrazar abuelas, y que los vean con bolsas y bolsas de libros en sus manos. Es un clásico del Sant Jordi de los políticos, y más en año electoral.
Pero además, este año, se ha sumado en masa a los líderes estatales, engordando así el listado de políticos que acuden al Sant Jordi de Barcelona a buscar el baño de masas. El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, el titular de Cultura, Miquel Iceta, la vicepresidenta tercera y líder de Sumar, Yolanda Díaz, o el presidente del PP, Alberto Núñez-Feijóo, hicieron de las calles del centro de Barcelona su plató de televisión particular para intentar aprovechar la estampa para su propaganda de partido. Sin embargo, sus agendas no fueron un impedimento para que caras más nuestras, como los candidatos a la alcaldía de Barcelona o los líderes de todos los partidos del Parlamento catalán, hicieran lo mismo. Y es que parece que si no se está en el Sant Jordi, no se es un político como es debido.
