Josep Martí i Valls

Nos ha dejado un gran hombre, un ciudadano demócrata y comprometido, sensible a las desigualdades y las injusticias sociales, luchador por una salud pública eficiente y de calidad para todos. Amigo para sus amigos y amigas, con muy buena cocina cuando nos invitaba. Y un abuelo, padre y marido que ha amado siempre.

Nos conocimos en 1962, en primero de Medicina, yo con 17 años y él con 20. Tú, Rosa Maria, y él ya erais pareja. En plena dictadura, en momentos grises y de silencios, empezamos a luchar por una reivindicación pequeña, que parecía insignificante: que los estudiantes pudieran tener tablones de anuncios, para informar de horarios, clases, notas y convocatorias. Cuatro veces los colgamos y cuatro los quitaron por orden del decano. Pero empezamos 30 y a la cuarta vez ya éramos 300 estudiantes. Las elecciones a consejo de curso del Sindicato de Estudiantes oficiales fueron las más participativas hasta entonces en la Historia de la medicina. A partir de ese momento Pep me empezó a enredar y siempre le agradeceré que lo hiciera.

El activismo que tiene éxito es el que tiene detrás una clara visión de la POLÍTICA en mayúsculas. El derecho a una información libre era una reivindicación inasumible, para una dictadura. Del sindicalismo oficial pasamos a constituir el Sindicato Dmocrático de Estudiantes. El 9 de marzo de 1966 nos encerramos en la Asamblea Constituyente en los Capuchinos de Sarrià. La Capuchinada tuvo como consecuencia la represión posterior. Con claras diferencias entre mujeres y hombres: Todas y todos perdimos la matrícula, pero los delegados sindicales perdieron el derecho a hacer milicias universitarias e hicieron la mili normal. Pep estuvo en Ibiza y como todos los estudiantes varones, perdieron dos años del curso académico.

Pep me siguió enredando, ampliando la mirada hacia la política y me presentó un grupo llamado Força Socialista Federal y su rama universitaria, Universitat Popular. Un nuevo compromiso que nos alejó pero que al final volvió a acercarnos, y de su historia hemos acabado escribiendo un libro, “El antifranquismo olvidado”.

Fue fundador, junto a los doctores Nolasc Acarín, Antoni Mirada y Jordi Gol i Gorina, del CAPS (Centro de Análisis y Programas Sanitarios), en 1983. Con Pep hemos estado preparando, este año, los 40 años de su fundación y convertiremos la celebración en un homenaje a su implicación y trayectoria dentro de la sanidad. Colaboró con el primer ayuntamiento democrático de Barcelona. Fue un excelente traumatólogo en el Hospital Vall d’Hebrón y en el Hospital de Sant Pau. Y aunque colaboró en la dirección médica hospitalaria intentando siempre hacer el puente entre atención primaria y especializada, no resuelto aún, cuando se jubiló de la profesión encontró el camino de una vocación: colaborar en la formación de los grupos de Marea Blanca, reivindicando una atención primaria de calidad como centro de la asistencia sanitaria, y trabajar por un medio ambiente saludable, con buena calidad del aire, agua y alimentos. Ha desarrollado una gran labor de pedagogía con sus artículos, con su presencia y con sus ganas de enseñar a la ciudadanía a participar en la gobernanza de la Sanidad. Trabajando al tiempo que se enfrentaba con dos enfermedades graves con la ayuda de Rosa Maria y de su familia.

Estos dos últimos meses ha estado preparando un curso de Participación ciudadana en la gobernanza de la Sanidad, que se inició el pasado día 15, donde realizó su última lección magistral, que, por suerte, hemos podido grabar. Nos ha dejado el ejemplo de un compromiso constante. Espero que podamos continuar tu labor, como tú decías, sin perder el humor y tu sonrisa.

TE ECHAREMOS A FALTAR.

NOS HARÁS MUCHA FALTA.

Que descanses en paz.

(De tu amiga Carme Valls Llobet)

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