Un día antes de que el TSJC hiciese pública la sentencia condenatoria de Laura Borràs, las partes ya sabían qué día ya qué hora se notificaría todo. Esto permitió que la presidenta del Parlamento catalán suspendida pudiera convocar a los periodistas para una hora después de la lectura de la sentencia, a modo de reacción pública.
Curiosamente, la convocatoria anunciaba una «declaración institucional», pero citaba a la prensa fuera del Parlament, en la plaza de justo delante del edificio. Además, pese a venderse como una convocatoria «institucional», le enviaba el partido y no el servicio de prensa del Parlament, que lógicamente tampoco emitía en directo señal institucional como hace siempre que existe una declaración de la presidencia.
Como habría sido muy descarado que el mismo partido hubiera convocado a defensores de Borràs en el mismo sitio para que tuviera gente aplaudiéndola ante las cámaras, hubo una entidad que le hizo el trabajo sucio. Casualmente, fue el Consejo de la República de Carles Puigdemont quien convocó una protesta de apoyo a Borràs en el mismo lugar y hora en que ella haría la declaración institucional.
