El PSC probó con la negociación de los presupuestos una estrategia que pudo salirle cara. Los socialistas apretaron tanto al Govern catalán y ERC, que estuvieron a punto de provocar que los presupuestos no pudieran aprobarse, lo que habría acabado echando por tierra todo el argumentario de mano extendida y la imagen de responsabilidad política que lleva dos años trabajándose. Puso sobre la mesa tres grandes condiciones y jugó al ‘todo o nada’ durante la negociación, haciendo que el Govern y Esquerra fueran los que cedían de forma muy evidente. Pero les salió bien la jugada. Aprobaron los presupuestos de ERC pero el precio que pagaron los republicanos fue muy alto. Y en ese momento, no sabían que aún lo sería más.
Y es que el PSC ha visto que la táctica funciona y ahora, cada vez que negocia con el Govern, juega al ‘todo o nada’, pone sus condiciones sobre la mesa y si no se aceptan, dinamita los acuerdos. Prueba de ello es la cumbre del agua de la semana pasada, que acabó sin un acuerdo porque los socialistas no cedieron ni un milímetro en su exigencia de acabar con las sanciones a municipios incumplidores con las medidas anti -sequía, y el Gobierno tampoco quiso volver a ser el que cedía por completo. El PSC se ha acostumbrado, y ERC ve ahora el precio de habérselo permitido la primera vez.
