¿Y tú de qué caverna has salido?

Mira tú, niñata, voy a intentar explicarte algo sin proferir insultos, sin girarme hacia nadie para preguntar cómo se llama “eso” que se hace para ser enfermera, sin esa cara de asco, casi de odio hacia muchísima gente que tiene el catalán como lengua materna, hacia todos los españoles que vivimos en Cataluña. Y lo voy a hacer desde mi casa, no desde mi trabajo, con respeto a mis propias normas, no como tú, sin mascarilla en un hospital y en horas de trabajo. Pero bueno, ¿qué puedo esperar de una choni con aires de superioridad, muy ignorante y con una falta de respeto que clama al cielo?

Perdona, tía, que te había dicho que no te iba a dedicar ningún improperio y no iba a caer en el escarnio. Por cierto, ¿conoces esas dos palabras? A lo que vamos. Ignoro tu nombre, pero no me importa. Lo más probable es que nunca leas estas líneas. Parece que ahora estás preocupada por las consecuencias de tu vídeo. Es lo que tiene ser una imprudente. ¿Acaso esperabas el silencio ante tan burdo ataque al respeto entre españoles? ¿Te has leído la Constitución? No temas, porque ahí tienes a los de la banderita española en la muñeca dispuestos a echarte un cable. Porque, además, has caído del cielo por esa parte de España que está abonada al odio para lograr sus intereses. A lo mejor tú perteneces a ese grupo que habla sin saber o, mejor dicho, habla sabiendo lo que quiere conseguir.

Y la primera cosa que quiero decirte es que “el puto C1 de catalán” no lo necesitas para trabajar, pero si vas a opositar, para tener una plaza fija en Cataluña, qué menos que como mínimo aprendas a hablar el idioma que se habla aquí. No se te está negando trabajar por no saberlo. Pero claro, ahora vamos sabiendo más cosas sobre ti, como que grabaste otro vídeo contra el gallego hace unos meses. “Cuando vives en galicia (lo escribiste en minúscula), preguntas en castellano y te responden en gallego”. Madre mía, qué nivel. Es que te has destapado tanto, que has mostrado tu verdadera identidad. Puedo entender que no sepas escribir, que no comprendas determinados vocablos de la lengua castellana, pero que no sepas que lo que cuelgas en las redes va a ser motivo de mofa y de vejaciones, mujer, que estamos en el siglo XXI…

Pero a mí me gusta más convencer (aunque no creo que pueda hacerlo contigo) con un par de anécdotas, una en Andalucía y otra en Cataluña. La primera sucedió en Córdoba, al salir de una visita a la Mezquita. El guía finalizó sus explicaciones preguntando si alguien tenía dudas o quería saber algo más. Entre el grupo de personas había un matrimonio que había permanecido callado durante todo el rato. No obstante, ante la insistencia del guía, el hombre mayor se dispuso a hablar, no con cierta dificultad para expresarse en castellano, con un acento catalán muy definido. El pobre, dicho con todo el cariño, pidió excusas por no poder acabar la pregunta, al faltarle el vocabulario necesario. El guía sonrió y le dijo: “No se preocupe usted. Tengo unos primos en Santa Coloma de Gramenet. Hace más de veinte años que los visito varias veces al año y entiendo el catalán perfectamente. Hágame la pregunta en catalán y yo le respondo en castellano”. ¿Percibes el significado de esta anécdota, enfermerita de hospital?

La otra tuvo lugar hace casi treinta años en la escuela donde trabajaba. Nos llegó una alumna de Cádiz, mira qué casualidad, de la misma ciudad de donde tú eres. Por aquel entonces, como ahora, la lengua de aprendizaje era el catalán y pusimos todos los medios necesarios para que esa niña se integrara lo mejor posible en las actividades del centro escolar. Me encantó ese acento andaluz tan característico de esa zona. Como yo era el tutor, a los padres les dije que no se preocuparan, que habría un proceso de adaptación, que el catalán lo entendería pronto y que nos dirigiríamos a su hija en castellano al principio. La madre me interrumpió para decirme: “No, no, señor profesor, ella tiene que escuchar el catalán desde el primer día. Háblele siempre en catalán, no es tan difícil de entender, y cuando no entienda algo, que levante la mano y pregunte. Ustedes, si es posible, consigan los libros en castellano para que no pierda el nivel de la clase, pero, por favor, no dejen de hablarle en catalán, que así lo aprenderá antes. Nosotros hemos venido a Cataluña para quedarnos. Y vamos a integrarnos en todo; ya hemos probado el pan con tomate”. Y esbozó una sonrisa andaluza de esas que te atrapan.

Pero claro, tú, niñata, qué vas a entender…

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1 comentario en «¿Y tú de qué caverna has salido?»

  1. Aquí la cuestión estriba en que en el momento en que fue contratada como interina se le animó a ir superando progresivamente pruebas de catalán….. La verdad es que exigirle ahora el “puto C1 de catalán” es muy fuerte.

    Pero, claro, las Administraciones no tienen ningún interés en resolver los verdaderos problemas de la gente.

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