El haraquiri de Junts x Catalunya

Con el pacto para la aprobación de los Presupuestos de la Generalitat para el año 2023 -alcanzado por ERC, PSC y los comunes- se desbloquean algo más que unas cuentas y unas partidas de gasto. Este pacto significa cerrar la herida que se abrió, diez años atrás, con la imputación judicial y la dimisión forzosa de Oriol Pujol, el heredero dinástico a la presidencia de Cataluña, “cazado y sacrificado por el pérfido Estado español”.

La tensión y la división que ha sufrido la sociedad catalana esta última década -sacudida por el estallido del proceso independentista, jaleado por el pujolismo- ha sido muy peligrosa y tremendamente contraproducente, en todos los sentidos. Pero el tiempo -y, en este caso, también la mano izquierda de Pedro Sánchez- todo lo cura y hoy podemos afirmar que Cataluña, con la presidencia de Pere Aragonès, ha entrado en una esperanzadora etapa de pragmatismo.

Hay un plato típico de la gastronomía catalana que es el “mar y montaña”. Su fórmula mezcla productos, en principio, antitéticos, como el pollo y la gamba. Pero la gracia de una buena salsa y el chocolate hacen que estos ingredientes de gustos tan diferentes acaben cuajando y creando un plato original y muy sabroso.

Cataluña, por geografía, economía e historia, también es un “mar y montaña”, donde las comarcas del interior y las del litoral presentan marcadas diferencias. Si siglos atrás la prosperidad estaba en el Pirineo y en los altos valles fluviales, a partir del siglo XX la población y la actividad se han concentrado en la orilla del Mediterráneo, en detrimento de las comarcas de montaña, que han quedado desertizadas.

La electrificación fue la causa principal de este cambio. Los valles del Pirineo fueron anegados para la producción de la energía hidroeléctrica que hacía funcionar las fábricas de la conurbación de Barcelona.

Cataluña, desde la época carolingia, siempre se ha hecho de norte a sur. La reconquista del territorio sarraceno se inició en las comarcas pirenaicas y fue bajando por el corredor mediterráneo, hasta llegar a Murcia. La esencia tiene su refugio en el norte, pero su materialización se produce en el sur.

Esto ha tenido su traducción política. La Cataluña rural ha estado, tradicionalmente, muy influida por la Iglesia católica y por el ideario conservador y nacionalista. Por su parte, la Cataluña del litoral, a causa de la industria, la migración y el comercio, ha sido el puerto de entrada y de arraigo de las corrientes obreristas, sindicalistas, laicas y progresistas.

Esto ha dibujado dos Cataluñas, que casi nunca se han entendido y que muchas veces se han peleado (carlistas vs. liberales, catalanistas vs. republicanos, pujolistas vs. socialistas, independentistas vs. anti-independentistas…). Por eso, el pacto de los Presupuestos del año 2023 es especialmente valioso, porque forja una alianza con voluntad de romper esta dinámica cainita inherente al ADN catalán.

Esquemáticamente, podemos decir que ERC es un partido de “montaña” -su fuerza electoral es evidente en las comarcas del interior-, mientras que el PSC y los comunes son partidos de “mar”. No estamos ante una reedición de los tripartitos de Pasqual Maragall y José Montilla. Con la presidencia de Pere Aragonès comenzamos una inédita Cataluña “mar y montaña”.

El gran mérito de que este plato se haya podido cocinar hay que dárselo a ERC. La inteligencia estratégica y la perseverancia de su núcleo de dirección, liderado por Oriol Junqueras, ha hecho que el viejo partido republicano haya arrebatado la hegemonía del movimiento nacionalista/independentista a los cachorros del pujolismo, en especial en la Cataluña interior.

ERC no lo tenía nada fácil. Recordemos que en las primeras elecciones democráticas (1977) fue prohibido por ser republicano y que, durante muchos años, hizo de monaguillo de CDC, siempre con el peligro de desaparecer, tragado por el “Ubú rey”. Haber hecho el “sorpasso” electoral y ganar el duelo particular con Junts x Catalunya (la nueva fórmula de CDC) es un hito extraordinario, en una sociedad manipulada y dominada durante décadas por la ambición de poder absolutista de Jordi Pujol.

Ondeando la bandera estelada, ERC ha conseguido la alquimia de atraer y concentrar el voto nacionalista, tradicionalmente cautivo del pujolismo. Con la diferencia sustancial que el ideario de los republicanos es abiertamente progresista, mientras que el de los convergentes siempre ha estado conectado con los sectores más conservadores y los “poderes fácticos”.

Miquel Roca, ex-secretario general de CDC, hizo el “milagro” de incorporar a muchos alcaldes franquistas al catalanismo democrático, y Oriol Junqueras ha conseguido llevar a ERC a los catalanistas con anhelos independentistas.

Ahora, la gran dificultad de ERC será mantener esta hegemonía en el movimiento nacionalista, que se pondrá a prueba en las próximas elecciones municipales. A los de Oriol Junqueras les ayuda, sin embargo, el enorme error estratégico de JxCat de abandonar el gobierno de la Generalitat, renunciando a los inmensos resortes que da el control y la ejecución de los Presupuestos.

El juicio a Laura Borràs, presidenta de JxCat, que empieza esta semana, será también un golpe muy duro para los cachorros del pujolismo, que sufrirán una fortísima y anunciada “paliza” política y mediática. Al candidato Xavier Trias, por mucho que se quiera hacer el “sueco” y esconda las siglas de JxCat en su campaña en Barcelona, también le llegará el impacto de este escándalo de corrupción protagonizado por la ex-presidenta del Parlamento.

La dirección de JxCat parece que esté en manos de unos suicidas que han decidido hacerse el haraquiri en público. No es solo la decisión de pactar con el PSC el gobierno de la Diputación de Barcelona o de romper la coalición de Gobierno de la Generalitat con ERC: ¿a quién se le ocurre convertir a Laura Borràs en la “Juana de Arco” de Cataluña, sabiendo que una investigación judicial ha puesto al descubierto que es una frívola delincuente en la gestión del dinero público? ¿Por qué los cachorros del pujolismo no la han apartado de la presidencia del partido, en espera de la sentencia?

Jordi Pujol fundó CDC, Artur Mas la mató y ahora Laura Borràs la enterrará.

(Visited 379 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario