El caso Alves sorprende a la junta de Laporta con el paso cambiado

Xavi Hernández, por falta de visión y de previsión del área de comunicación, hubo de rectificar su primera y desafortunada valoración mientras la pasividad institucional empieza a ser preocupante

El presidente del Barça, Joan Laporta, junto al lateral brasileño Dani Alves

La cárcel sin fianza dictada por la juez contra el ex jugador del FC Barcelona Dani Alves que se produjo este pasado fin de semana, ha cogido toda la estructura del club azulgrana con el pie cambiado y ha demostrado su incapacidad para reaccionar en un terreno en el que desde la directiva y hasta el último empleado deberían haber exhibido un discurso sólido, unitario e incontestablemente condenatorio de cualquier agresión sexual, y de solidaridad y defensa de la víctima y de sus derechos. Una posición compatible con la admisión de plena confianza a la policía y la justicia para esclarecer los hechos y establecer la condena y el máximo castigo que corresponda si los indicios y las pruebas los corroboran.

Sin embargo, el Barça de Joan Laporta no ha sido capaz en las más de 48 horas desde la detención de un ex jugador tan importante como Alves, de pronunciarse sobre los hechos. Mucho más cuando, desde la directiva, se sermonea continuamente sobre la importancia de unos valores que, como club y también individualmente, están por encima de cualquier otro interés barcelonista en el día a día de la gestión, la conducta, el ética, la convivencia y la competición.

Al final, en un alarde de improvisación, falta de profesionalidad y de rigor por parte del área de comunicación sobre todo y de pasotismo y despreocupación desde el área de presidencia, este asunto, delicadísimo y extremadamente sensible, se dejó en manos de Xavi Hernández, entrenador del primer equipo.

No pudo estar más desafortunado el sábado en una primera intervención donde, lógicamente, mostró su asombro y consternación por la detención y por el hecho de que, presuntamente, alguien tan cercano hubiera podido cometer un delito de estas características. Pero como no se había preparado el tema ni había sido correctamente asesorado e informado, remató esta reacción con un «lo siento por Dani», que de inmediato provocó una respuesta ácida, crispada y absolutamente negativa de las redes sociales y también de los medios. Sobre todo porque Xavi, a quien seguramente le duele la situación, olvidó que la juez había determinado prisión sin fianza contra Alves como resultado de la denuncia presentada por una mujer agredida sexualmente en la noche del 30 de diciembre en un local de ocio nocturno de Barcelona, y que lo hizo en base a un protocolo médico, diligencias policiales y registros de vídeo; es decir, sobre las evidencias de que había habido una presunta víctima, tanto como un presunto agresor. Por ese motivo, Xavi tuvo que salir veinticuatro horas después a disculparse y rectificar su discurso. «Me gustaría aclarar mis palabras del otro día. Creo que es importante que me explique. Obvié el tema de la víctima y me equivoqué. Debemos condenar todas las agresiones de violencia de género. Dicho esto, me sabe mal que Dani haya podido hacer un acto así y reitero mi apoyo a la víctima. Espero que la gente lo entienda. Sé que mi voz es importante y no estuve afortunado».

El vacío y el silencio más institucional, o al menos cercano a la junta directiva, no ha sido roto ni alterado en ningún grado, confirmando la tendencia al ocultismo y el disimulo cuando se produce alguna mala noticia o se desata alguna tormenta.

Siendo cierto que Alves ya no forma parte de la disciplina del club, algo tan cercano, ocurrido en Barcelona, y de tan extrema gravedad, exige una reacción, la que sea, porque no hace ni un año que el jugador fue fichado por segunda vez por el Barça, vistió sus colores hasta el pasado verano y se especuló incluso con su posible continuidad. Alves, además, representa a la etapa más gloriosa de la historia azulgrana como así se ha dicho y destacado desde la junta directiva y desde los medios de comunicación cuando ha habido ocasión de representarla o identificarla con uno de los sus grandes protagonistas como Xavi o sus compañeros Iniesta, Messi, Piqué, Busquets o Puyol.

La prueba es que el revuelo mediático que se ha armado a raíz de su detención y posterior ingreso en prisión ha provocado un interés extraordinario y superlativo, precisamente porque Alves sigue siendo no sólo en el Barça sino en el fútbol mundial, uno de futbolistas más premiados de todos los tiempos.

Será inevitable, por tanto, que de forma institucional o en clave deportiva, como ha hecho Xavi Hernández, el Barça acabe formando parte importante y referencia de este escenario que ahora mismo ha abierto un debate intenso y un foco informativo de gran magnitud. El Barça haría bien en estar preparado para rectificar este error gravísimo inicial de Xavi, sin duda por falta de visión y previsión a la vez.

Cabe suponer que ésta es la única causa y no el reflejo de una cultura y sensibilidad ligera y frívola por parte de una junta directiva como la de Joan Laporta que, cuando tuvo que decidir si fichaba Albert Benaiges, pederasta confeso y acusado por desenes de víctimas, no dudó en reincorporarlo al fútbol base. Cuando esta condición de Benaiges fue hecha pública por el diari Ara la directiva se apresuró a ofrecerle una salida por la puerta trasera, pagarle el contrato entero y agradeciéndole los servicios prestados sin una condena severa y contundente.

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