Desmontando los ‘NIMBYS’

Si la Generalitat estuviera asumiendo sus responsabilidades y competencias (y tiene muchas a nivel ambiental, energético y climático) con valentía política y haciendo pedagogía de la crisis climática, muy probablemente no habría ni una cuarta parte de colectivos y plataformas fundamentadas en la cultura del “no junto a mi casa” (NIMBY, en inglés). Es evidente que el vacío que deja la inacción climática y energética es sustituido por sucedáneos y guerras locales que impulsan los nimbys, con expresiones que en teoría se podrían considerar “ecologistas”, pero que en realidad únicamente les interesa la conservación del territorio (de su territorio). ¡Si no haces política, te la hacen y peor!

Desmontemos la retórica y los sofismos que rodean al famoso “no junto a mi casa”, así como al famoso eslogan “renovables sí, pero así no” (donde sólo se argumenta el NO y se emplean grandes energías para el NO, pero donde el sí queda reducido a poner placas solares en los tejados, cuando todo el mundo sabe que sólo con placas solares no resolvemos ni el 20% del consumo con energías renovables, y esto en el caso de que el 100% de los tejados puedan tener placas…).

  1. La defensa del territorio y, sobre todo, el argumento de que debe ser el territorio quien tiene que decidir una medida u otra. El «territorio» no es un ente objetivable. Y, lo más importante, no es un sujeto jurídico ni político. La Generalitat sí lo es, y es la máxima autoridad política de Catalunya, que tiene la obligación de tener criterios de solidaridad social, ambiental y territorial. No lo es ningún “territorio”, ni ninguna suma de realidades locales amañada por Esquerra Republicana y la CUP, para alimentar el voto rural que prima en relación con el voto urbano, quien debe decidir lo que conviene o no . Puesto que por otra parte hay conexiones entre independentismo, conservacionistas y declive de los sectores primarios, tenemos una buena base para la creación de colectivos nimby que, fijémonos, casi todos se ubican en la Cataluña de “comarcas”, la Cataluña romántica de TV3.
  2. La defensa y conservación del paisaje no puede ser un argumento o un dogma que condicione al conjunto de la sociedad catalana, de toda. No se puede realizar un análisis, un diagnóstico o un tratamiento de una situación local haciendo abstracción de los beneficios que puede suponer para el conjunto de la población. ¿Qué haríamos hoy sin las nucleares de Tarragona? ¿Que no estropean el paisaje? ¿Qué haríamos sin la AP-7? ¿Que no estropea el paisaje? (y la salud de miles de personas). ¿Qué haríamos sin las factorías y polígonos industriales? ¿Y sin los aeropuertos y puertos? ¿Y sin los grandes hospitales? ¿No se beneficia el conjunto de la sociedad catalana de todas estas infraestructuras? (¡incluidos los nimbys!). Pues por la misma razón, qué ocurre o qué interés oculto hay en criticar las energías renovables, que se las presenta como problema cuando son la solución, y con la perversa paradoja de que los mismos que emplean tanto tiempo, energía, crítica y… dinero con el “así NO”, se ponen de perfil cuando se trata de gritar, exigir o manifestarse por la emergencia climática aquí y ahora: reducción de emisiones, limitación de transporte de mercancías por carretera, control de la logística del comercio electrónico, limitación de actividad a grandes tecnológicas, con más impuestos, no menos, umbrales más exigentes de emisiones, más inspección ambiental, más fiscalidad ambiental, cierre sin un día de retraso de las centrales nucleares (que no se podrán cerrar por el impresentable y criminal retraso en implementar las renovables). Ergo, ¿las renovables son más peligrosas que las nucleares? ¡Hasta aquí hemos llegado de demagogia!
  3. La biodiversidad. Queda muy bien su defensa, pero por oportunismo local, no porque realmente crean en su pérdida: separar la emergencia climática de la biodiversidad es un insulto a la inteligencia, y es exactamente eso lo que hacen muchos de estos colectivos, como si los impactos del cambio climático no estuvieran dañando, deteriorando o disminuyendo la biodiversidad. La extinción de especies no viene dada por un supuesto peligro (?) de las renovables, sino por el consumo irracional, que llevamos décadas haciendo, de combustibles fósiles, sequías extremas, inundaciones, plagas, especies invasoras, etc. Claro que, si en lugar de tener una Generalitat haciendo pedagogía ambiental y energética, tenemos la película Alcarràs haciendo pedagogía de un pasado que no volverá y de lo malos que son los parques solares, obviando la alternativa agrovoltaica, apaga y vámonos.
(Visited 92 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario