Laporta completa el círculo de su sumisión patrimonial a Florentino

Ha promovido la firma de un acuerdo con Legends que complementa el de Sixth Street, los dos socios para la explotación del nuevo Bernabéu que le ha impuesto el presidente del Real Madrid

Joan Laporta y Florentino Pérez
Joan Laporta y Florentino Pérez.

En mayo de este año, el Real Madrid capitalizó un acuerdo con Sixth Street, una potente sociedad inversora norteamericana, para poder soportar los costes adicionales de la gran reforma del Bernabéu acometida duranta la pandemia por Florentino Pérez. Complementariamente, también suscribió con Legends, compañía especializada en gestión de estadios y experiencias Premium para organizaciones deportivas y organización de grandes eventos, otro contrato encarado a perfeccionar y dinamizar la explotación del nuevo estadio merengue como un espacio único y referente del ocio y del entretenimiento más allá del ordinario efecto de los partidos del Real Madrid en su estadio de Liga,Copa,  Champions y quizá algún día también de la Superliga con la que sueña el presidente del Real Madrid.

Florentino Pérez le enseñó el camino a Joan Laporta, puso a su disposición los contactos con Sixth Street y Legends y hasta le cedió un alto ejecutivo de su confianza, Anas Laghrari, desde hace 20 años mano derecha en asuntos financieros, para dirigir esas operaciones de sesgo y dimensión idénticas que el presidente del Barça ha bautizado como ‘palancas’, como si él las hubiera inventado.

Una vez más, sin embargo, Laporta ha seguido la pauta y las consignas marcadas desde el Bernabéu dirigidas inevitablemente al empobrecimiento del Barça, a una ruina y colapso económico sin precedentes que sólo él parece ser el único incapaz de vislumbrar con su demostrada nula habilidad para la gestión, eso sí salpicada de contratos y operaciones sistemáticamente favorables a todos sus amiguetes, cortesanos y seres ‘superiores’ como Florentino, al que ha invitado a dirigir esa especie autopsia en vivo sobre su rival directo y principal enemigo.

El botón nuclear lo apretará finalmente Laporta, que acaba de cumplir con el último trámite de esa copia literal de un plan que al Real Madrid le ha servido para reforzar su economía con una extraordinaria solidez, basada sobre todo en la austeridad, especialmente aplicada a los fichajes, y a Laporta para todo lo contrario, arrastrando al FC Barcelona a ese territorio Sociedad Anónima que, en cualquier desenlace, alejará a los socios de mantener siquiera una pequeña cuota de poder o de participación.

El Barça ha anunciado con su proverbial entusiasmo y verborrea su particular acuerdo con Legends International e Innovative Partnerships Group “para impulsar la generación de ingresos en el futuro Spotify Camp Nou” bajo un argumentario muy filosófico y estratégico basado en que, de esta forma, el Barça “suma esfuerzos con dos compañías referentes que aportarán una visión de las mejores prácticas y tendencias a nivel internacional en la explotación comercial de grandes instalaciones deportivas (…) La alianza con Legends International servirá para impulsar el diseño y la comercialización de los futuros palcos y asientos VIP del renovado Spotify Camp Nou, epicentro del Espai Barça. Esta nueva alianza se suma a la de Innovative Partnerships Group (IPG 360), con la que el Club ya ha empezado a trabajar en la búsqueda de nuevos partners y asociaciones estratégicas para el proyecto”.

Esta misma idea se repite en el mismo bucle ininteligible de un comunicado oficial, extenso y aburrido, en el que, después de todo, no hay una sola alusión al término, condiciones y beneficios de un contrato con Legends, el mismo proveedor que el Real Madrid para el Bernabéu, que se añade al que ya había suscrito con una firma similar para concertar un servicio exactamente igual.

Con la diferencia, sustancial, que el Real Madrid anunció un retorno inmediato de 360 millones y Laporta no ha hecho más que comprometer otro activo futuro sujeto a esa eventualidad de que en algún momento de algún año venidero se pueda concluir el Espai Barça, probablemente cerrado a precios y condiciones de hoy condenados a quedar desfasados.

Teniendo en cuenta que Laporta aún no ha presentado el nuevo proyecto arquitectónico en el Ajuntament de Barcelona y que probablemente no dispondrá de una licencia hasta por lo menos dentro de un año y medio, que también se aleja y se antoja cada vez más imposible el traslado a Montjuic y que Goldman Sachs y Laporta aún no han encontrado un mínimo escenario de acuerdo para esa financiación, exclusivamente para el Camp Nou, la conclusión es que Laporta ha empezado a construir el nuevo estadio por el tejado, malamente, con desorden, improvisación y con una precipitación alarmante.

El contexto de esta misma compañía con la que avanza el Real Madrid, Sixth Street y Legends International, resulta radical y dramáticamente opuesto. En estos dos últimos años, Florentino Pérez ha situado en 546,4 millones el patrimonio neto del Real Madrid mientras que Joan Laporta, con esa irresponsabilidad que tanto le caracteriza, lo ha dejado caer casi irremediablemente a una cota trágica de 451 millones negativos.

Pareciendo casi lo mismo, asociarse a dos monstruos norteamericanos para iniciar una era prodigiosa con estadios modernos y una visión futurista inalcanzable, al Madrid le ha servido para distanciarse en casi mil millones de ventaja en capacidad operativa, mientras que el Barça ha añadido un lastre en forma de deuda que lo ahoga sin que aún no sepa ni por dónde empezar ni cómo pagar las obras. Uno ya tiene un estadio acabado como el nuevo Bernabéu, estrenado como un juguete nuevo y extraordinariamente rentable, y el otro no hace más que aumentar sus problemas.

Laporta, en definitiva, se ha puesto al frente de otro proyecto, el Espai Barça, con todo por hacer y sin un guión que no sea el de una simulación de rigor, profesionalidad, talento y eficiencia que, si se rasca un poco, solo es fachada y el fruto de una magnífica envolvente mediática.

Esa es la especialidad del laportismo que, por desgracia, resulta especialmente convincente de cara a la opinión pública y periodística, pero que nada tiene que ver con una realidad verdaderamente frustrante y alejada cada día más de un camino de regreso al éxito y la opulencia patrimonial heredada, mal que le pese a Laporta, de esa cultura nuñista que ha resistido el paso “atilano” de Joan Gaspart y por dos veces de la erosión y el despilfarro laportista.

Ese filón se agota ahora ya sin remedio por culpa de una política de palancas también exagerada y agónica por parte de Laporta y de ese seguidismo del Real Madrid ciego, visceral y, como se está viendo, traicionero y definitivamente lesivo para los intereses y la propia historia e identidad del Barça.

(Visited 252 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

avui destaquem

Deja un comentario