Las mujeres deben poder ir a correr cuándo y como quieran, con mallas y por la noche. Y deben poder beber sin necesidad de vigilar sus copas, por muy de noche que sea. Las respectivas campañas, en Galicia y Madrid, que ponen el acento en la conducta de las víctimas de las agresiones sexuales en lugar de ponerlo en los agresores, fomentan ciertamente la cultura de la violación. Al margen de otras consideraciones, la ministra de Igualdad del gobierno de izquierdas español, Irene Montero (Podemos), lleva razón; haciendo este tipo de campañas, el PP fomenta la cultura de la violación. Esto, sin prestar atención a los desafortunados comentarios de algunos de sus diputados o diputadas. ¿Y qué decir de Vox? Un partido de extrema derecha que basa gran parte de su éxito a atizar sin escrúpulos este tipo de conductas, y ahora se hacen los ofendidos.
Entonces, ¿dónde está la maldad de Montero, que ha escandalizado a propios y extraños? Supongo que, como en el cuento del niño de Hans Christian Andersen, lo que no gusta es la obviedad, que Montero haya dicho lo que todo el mundo ve y nadie se atreve a decir; en el caso del niño, que el rey iba desnudo, y en caso de que nos ocupa, que políticos, en este caso del PP, fomenten la cultura de la violación. No sé si decirlo, airearlo a los cuatro vientos, ayuda poco o mucho a erradicar la conducta, pero callárselo no ayuda nada.
Montero no ha inventado el concepto de la cultura de la violación, no nos engañemos. La expresión fue acuñada por el feminismo en los años 70, por tanto, tiene un largo recorrido, y se refiere principalmente al conjunto de creencias, ideas y actitudes que justifican y normalizan la violencia sexual y que, según la ONU, es “omnipresente”. Es decir, presente en todas partes a la vez. Así, en la política española, también.
Abro paréntesis: Todo ello no esconde, ni siquiera disimula, tampoco sé si lo pretende, las rendijas que presenta la ley del sólo sí es sí, y que, en lugar de amargar la cabeza bajo el ala y empeñarse en una defensa numantina, deberían corregirse de forma inmediata. Con la mejor de las intenciones, la ley es vulnerable y es necesario buscar soluciones. Lo cierro.
