Laporta sublima la cultura del amiguísimo con un pacto con MCM

Ha cerrado una transacción por la que se le perdona a Muro Cortina Modular más de un millón por las costas que debía al Barça y, además, recibe un pago por desistir de dos pleitos considerados de nulo riesgo

Spanish lawyer Joan Laporta celebrates his victory at the auditorium of the Camp Nou complex after winning the election for the FC Barcelona presidency on March 7, 2021 in Barcelona. Joan Laporta, 58, returned as Barcelona president today after winning the club's elections by a clear margin, with his central pledge to try to persuade Lionel Messi to stay. Laporta was last president at Barca between 2003 and 2010, which included overseeing the hugely successful appointment of Pep Guardiola as coach and the iconic treble-winning team of 2008-9. / AFP / LLUIS GENE

El Barça actual «es la dictadura del presidente, que ha llenado el club de amigotes y familiares sin experiencia en situaciones tan duras como la actual. Nadie se atreve a disentir en la directiva porque se agarran a la poltrona y ser directivo del Barça en estos momentos es importante. Ferran Reverter dimitió en febrero de este año y no se sustituyó. También el director ejecutivo del Espai Barça porque Laporta puso un amigo suyo del colegio por encima que no sabía ni inglés». Lo afirma Jaume Llopis, profesor emérito del IESE, exdirector general de Nestlé, Agroalimen, Sarrió, Unión-Fénix, Moulinex y CEO del Grupo Borges. También es uno de los socios más antiguos el Barça, el número 978, un hecho que lo convierte en uno de los 1.000 senadores del club al que Laporta incluyó en la comisión del Espai.

En cuanto entró y pudo percibir el olor a podrido salió corriendo como el resto de los pocos barcelonistas con cierta dignidad y prestigio que han saltado por la borda, como hicieron Jaume Giró o Ferran Reverter, además de otros ejecutivos o el propio Jaume Llopis, que ha analizado la deriva del club en manos de Laporta de estos últimos y dramáticos meses. Respondiendo a una pregunta sobre si existen posibilidades de una recuperación: «Aunque se ganen 10 Champions League seguidas -afirma-, no habrá posibilidad de hacerlo. Cuando hay tanta deuda como la que tiene el Barça en estos momentos, los acreedores quieren recobrar la deuda. Cuando lo hagan, el Barça no podrá devolverla. Pese a que Joan Laporta afirme que, mientras él sea presidente, el Barça será de los socios y no se transformará en SAD… no tiene credibilidad. O se transforma en SAD o se vende mucho más patrimonio. Ahora Goldman Sachs pedirá la propiedad del Camp Nou para dar esos 1.500 millones de euros. La situación económica del club es muy mala y, además, el presupuesto de este año (1.255 millones de euros, récord gracias a las ingresos extraordinarios de las palancas) ya es imposible de cumplir, puesto que la junta directiva contempló que se llegaría a cuartos de final en la Champions League. Ahora deberán afrontar unos 100 millones de euros en pérdidas por derechos de televisión, ticketing, explotación del estadio y patrocinadores. El Barça está en pérdidas recurrentes sin contar los ingresos extraordinarias (palancas) y tiene un agujero operativo de 200 millones de euros. Sin las palancas, el presupuesto no salía hacia adelante».

Son declaraciones a El Confidencial en las que también pone en el punto de mira esa frivolidad y descontrol en el gasto propios de Laporta. «Aún recuerdo -explica- cuando, en la gira americana del Barça de pretemporada, viajaron 160 personas. Cuento que 60 son plantilla y staff técnico, pero… los invitados eran 100. Todos viajando en aviones en primera clase y quedándose en hoteles de lujo. Eso va en contra de reflotar una empresa en crisis por parte de una junta directiva donde hay dirigentes que ya mandaron a la liquidación al Reus Deportiu».

Sobre esta cultura del enchufismo y el amiguismo, la memoria del ejercicio pasado arroja una información sobrecogedora e irritante sobre la resolución de dos pleito abierto por Muro Cortina Modular (MCM) mediante sendas transaccionesa favor de esta empresa dirigida por Antonio García Valdecasas, empresario amigo de Laporta al que ya le firmó un contrato extraordinariamente ventajoso a su favor y ruinoso para el club en el anterior mandato antes de concluir en 2010.

Básicamente eran dos tipos de acuerdos, uno para la colocación del revestimiento acristalado de la nueva Masia de Sant Joan Despí y otro para la explotación de esa cubierta mediante paneles led de publicidad con la idea de exportar ese mismo modelo a la cubierta gigante del nuevo Camp Nou según el proyecto de Norman Foster. El negocio para MCM hubiera sido de escándalo.

Por suerte para el club, como casi todo lo que pasa por el limitado talento del área legal de Laporta bajo la égida de su amigote Pere Lluís Mellado, que ya era su fiel servidor en aquella primera etapa, la redacción del contrato estaba pensada para no ser revisada ni puesta a prueba por la realidad, sino para el mangoneo y el tejemaneje. Así, cuando Sandro Rosell accedió a la presidencia y se construyó la Masia -proyecto pendiente de Laporta desde 2003- aparecieron todas las lagunas, pues MCM reclamó daños y perjuicios al club por la nula explotación de las paredes de la Masia con la pretensión añadida de que fuera el club quien buscase patrocinadores en beneficio de un tercero. Un artilugio comercial que hubiera sangrado al Barça.

La demanda de MCM fue desestimada de plano por en primera instancia, confirmada después por la Audiencia Provincial y, finalmente, no admitido a trámite el recurso de casación interpuesto ante el Tribunal Supremo, que además condenó en costas a la empresa de Antonio Garcia Valdecasas por importe de aproximadamente un millón de euros. No solo eso, el Barça hubo de reclamar con éxito los defectos de esa segunda piel de la Masia, que se fue cayendo a trozos al los pocos de meses de su instalación.

Cualquier socio del Barça, a la vista de esta paliza judicial, supondría que MCM nunca podría salir ganando de esta situación. Hubiera sido lo lógico y coherente con cualquier otra junta que no fuera la de Joan Laporta, inclinada indefectiblemente a defender menos los intereses de club que los de empresas tan pirata como MCM que, en previsión de que cambiara la tortilla, volvió a presentar la misma demanda reclamando 78,8 millones «por un pretenso incumplimiento del contrato de explotación conjunta de la fachada de La Masia en la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí», que ya fue desestimada incluso por el Supremo. Además, Muro Cortina Modular «solicitó concurso necesario del Club ante el juzgado mercantil número 12 de Barcelona» para eludir el obligado pago de las costas. Según la memoria, «El 12 de noviembre de 2020, este juzgado suspendió la admisión a trámite de la solicitud de concurso necesario. El Club ha presentado escrito solicitando la inadmisión a trámite de plan por solicitud fraudulenta por falta de condición de acreedor del solicitante y por falta de acreditación de la situación de sobreseimiento generalizado en los pagos».

En ambos casos los especialistas legales y los auditores consideraron remoto y muy bajo el riesgo de que ambos pleitos pudiera dañar, ni ligeramente, la defensa del Barça. La sorpresa ha sido que, también en ambos, casos la directiva de Joan Laporta ha decidido suscribir un acuerdo transaccional con MCM para que renunciara a la acción planteada contra el Barça y, así, conseguir el archivo de las actuaciones.

La memoria, lógicamente, no da cifras de esta transacción que, si hubiera concluido con algún tipo de beneficio para el club, sí se hubiera especificado. Cualquier experto sólo puede conjeturar que Laporta ha autorizado indemnizar, por decirlo así, a MCM, desde luego exonerarlo de las costas del juicio perdido por la desestimación íntegra de la demanda y, además, ofrecerle una cantidad para satisfacer su sed de condenar al FC Barcelona a modo de recompensa.

Se trata de un escándalo comparable a los 16,7 millones que Laporta perdonó a Neymar, supuestamente a cambio de que el jugador dejara de reclamar 47 millones en otro pleito cruzado por incumplimiento del pago por la prima de renovación que, a la vista está, no cumplió cuando compró la carta de libertad para irse al PSG. El Barça, además, ya había ganado en primera instancia.

Por tanto, esos 16,7 millones más la cifra pagada a MCM para hacer las paces con su amigo Garcia Valdecasas deben sumarse a la larga lista de operaciones funestas y ruinosas firmadas por Joan Laporta, el presidente que va camino de batir el récord de liquidación del Barça en menos tiempo que el invertido en hacer desaparecer el Reus. Parece que el socio Jaume Llopis puede tener razón en lo que dice.

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