«Portbou podría ser una referencia de la memoria democrática»

Entrevista a Gael Rodríguez Garrido

Camarero, considera que está en política también para servir. Estudia Historia. Está afiliado al PSC, es miembro de Federalistes d’Esquerres (FED), y forma parte de las Juntas del Club Deportivo y del Club Náutico de Portbou. Encabeza la lista del PSC por Portbou a las elecciones municipales, de mayo próximo, siendo el candidato más joven del partido en Cataluña.

 

¿Es, remedando a Quevedo a propósito de Góngora y su nariz, Portbou una estación a una población unida?

Portbou y su estación son, ciertamente, como Góngora y la nariz. Portbou nació con la llegada del ferrocarril, en 1878, cuando se inauguró esta línea, Hasta ese momento, la localidad tenía un par de masías y tres familias, propietarias de los terrenos, donde se construyó la estación. En solo diez años, pasó de 50 a 2.800 habitantes. Con ese bum llegaron las corrientes modernizadoras y no parece arriesgado calificar a Portbou como el primer pueblo liberal de Cataluña. Nació de un impulso de progreso y así se mantuvo hasta los años 80. Con la entrada de España en la Comunidad Económica Europea, se inició un declive, que aún persiste. En su máximo esplendor llegó a tener cerca de 5.000 habitantes, y ahora somos pocos más de 1.000.

Portbou nació por la estación y no puede morir por la estación. ¿Qué es lo que, a tu juicio, es necesario hacer para que tal cosa no ocurra?

Como el ave fénix, Portbou fue próspero y ahora está enterrado en sus cenizas, de las cuales es posible renacer. Es como le pasa al socialismo, que como decía Willy Brandt, tiene capacidad para reinventarse. En el marco de las políticas europeas y del gobierno de España, Portbou cuenta con oportunidades que, si las sabe aprovechar, pueden asegurar su futuro. Europa, España…, todo el mundo quiere ahora relanzar el ferrocarril, apostar por la sostenibilidad, descongestionar las grandes urbes, repartir la población… Respecto a la estación, se parte de un diagnóstico y la elaboración de un proyecto económico. Diagnóstico que ya tenemos hecho, y los hemos hablado con el presidente de RENFE y, ahora, con la ministra de transportes. El estudio dice que Portbou tiene 125.000 metros cuadrados de estación, de los cuales 88.000 son vías. Una gran infraestructura, que se encuentra casi en desuso. La estación siempre ha estado enfocada al intermodal, algo ya superado. Hay que hacer cosas nuevas y diferentes. Por ejemplo, un hub ecológico y sostenible de turismo, con proyección europea, promoviendo que una parte del turismo que llega a España lo haga por ferrocarril. Y desde aquí facilitar el acceso a la Costa Brava, por diferentes medios.

¿Para lo cual, se supone, habría que preparar gente, crear nuevos perfiles profesionales?

La formación profesional es básica para desarrollar cualquier plan de innovación. Con ella, se genera talento entre los jóvenes del pueblo, que ahora se ven obligados a abandonarlo por falta de oportunidades, y se promueve la generación de iniciativas y nuevos negocios, con proyectos propios o salidas laborales directas. Complementariamente, aprovechando las infraestructuras y la experiencia de la población, también se plantea crear un centro de innovación de nuevas maneras de explotar la potencialidad del ferrocarril. Algo que generaría empleo, proyectos, y contribuiría a originalizar la marca Portbou.

Portbou constituye una rótula entre la Costa Brava y la Costa Bermeja francesa ¿Existen o podrían crearse vínculos de cooperación entre ambas?

Cuando pasamos lo que fue la frontera, nos encontramos con Cervera de la Marenda, un pueblo paralelo a Portbou, casi simétrico, tanto en su forma urbana, como en la historia y su vinculación al ferrocarril. Estamos obligados a trabajar conjuntamente, algo que ya se viene haciendo, pero que no llega a explotar todo el potencial que tenemos. Las relaciones tienen que ir más allá que hacer caminatas o rutas ciclistas. Hay que acometer planes comunes, no solo con los ayuntamientos sino con las mancomunidades francesas. Además del ferrocarril, la Costa Brava…, también nos une la memoria democrática. Desde los dos lados, asistimos al paso de refugiados españoles de la guerra del 36, de los judíos que venían huyendo del nazismo, de la emigración española a Europa… Walter Benjamin se refugió en Portbou huyendo del fascismo y aquí esta enterrado.

Portbou tiene también, digamos, un halo literario por su condición fronteriza, la estación, el contrabando… Lugar de tránsito, seguramente, de variados y exóticos personajes…

Ahora, claro, no es lo mismo que en los años de guerra, los 50…, pero si que es cierto que Portbou tiene bastante de leyenda, misterio, que compartimos con lugares como Canfranc. Algo que hace solo unas semanas se ha puesto de actualidad con la emisión en la serie “Crims” de un suceso, aún no del todo aclarado, que ocurrió hace 32 años. Lo que si está pendiente y hay que actualizar y poner en valor es todo el pasado de Portbou, las historias que se vivieron, sobre todo en períodos de guerra y hacer justicia a quienes sufrieron. Portbou podría ser, en este sentido, una referencia de la memoria democrática. Seguro que hay mucha gente que podría venir a descubrir, saber por qué la gente huía. La historia es parte de nuestro patrimonio.

Memoria cargada de leyenda: espías, contrabando, fugitivos…

Por ejemplo, casi nadie sabe que durante diez años la Gestapo mantuvo una oficina en Portbou. A finales del siglo XIX y principios del XX, en Portbou funcionaba la logia más importante de todo el Alto Ampurdán, incluida Figueres, que entonces era más importante que Gerona. Entre las muchas historias pintorescas ocurridas en Portbou cabe mencionar, sin ir más lejos, la que le ocurrió a mi abuelo materno. Llegó al pueblo en el año 1968, desde Zamora, como guardia civil. Un mes después, detuvieron a un hombre que se saltó el control y, cuando se encontraba retenido en una dependencia de seis metros cuadrados, sacó del bolsillo una granada de mano y la lanzó. En Portbou había más de 100 guardias civiles. De hecho, gran parte de la población de Portbou estaba emparentada de algún modo con guardias civiles, policías nacionales, empleados de aduanas y, claro, ferroviarios.

Actualmente, el ayuntamiento de Portbou está regido por la sigla Junts AP- JxCat- JUNTS, que obtuvo más del 70% de los votos ¿Cómo hacerle frente, con ciertas garantías?

Somos un pueblo de 1.000 habitantes en el que, naturalmente, no influye tanto el factor partido como el de personas y hechos. En 2018, ganó quien ganó por que enfrentaba un rival que ya ni lo era. De hecho, era la única opción que hubo mínimamente sensata y, en consecuencia, se trató de una victoria evidente. Tengo la impresión que ahora hay cierto hartazgo en la población. Si se hace balance de que como está Portbou desde 2011, cuando accedió al ayuntamiento CIU, no se puede menos que constatar que está peor. Ha perdido población, comercios. Hay abandono y decadencia. Yo me presento porque mucha gente me ha animado a dar este paso. Tenemos un apoyo amplio y Portbou merece más. En tal sentido, aspiramos a una victoria posible y factible. Sobre todo, viendo que los que se presentaron con Junts, se han quedado en PDCAT, y ahora ni unos ni otros tienen gran fuerza. Nosotros contamos con el soporte del PSC, que es el primer partido de Cataluña, y que forma parte del PSOE, que gobierna en España.

¿Con qué equipo cuentas para esta apuesta?

Somos un grupo que, creo, representa bastante bien a la población de Portbou. Hay gente de todas las edades. Yo encabezo la lista, con 18 años, pero hay también jubilados, gente que tiene comercios, que trabaja en el ferrocarril… Es un equipo diverso y ahí está nuestra fortaleza, porque combinamos la ilusión de la juventud con la experiencia de gente que incluso ya ha estado en el ayuntamiento. Creo que podemos ganar y gobernar. Y no solo somos la lista, sino que estamos ultimando la creación de un consejo asesor, integrado por intelectuales y expertos, como el escritor Jordi Muñoz o Cari Oriol, catedrática de literatura española.

¿Además del ferrocarril o el turismo, se plantean nuevas áreas de actividad, como por ejemplo la viña que, del lado francés, parece estar en auge?

Ahora, la denominación de origen Ampurdán acaba en Colera. Sin embargo, Portbou aún cuenta con cepas que están por recuperar. Con la filoxera se abandonaron las viñas. Ahora, se está estudiando como recuperarlas. Hay tierras que son de propiedad pública y, en tal sentido, la Generalitat podría, por ejemplo, ayudar a recuperar los cultivos. Hay que destacar, como una buena señal, que justo después de la pandemia, “Somni d’Istiu”, una bodega del Ampurdán, arrendó una pequeña viña y ya ha fabricado un vino. Es un primer paso. Hay que unir la iniciativa privada y la acción pública para desarrollar este tipo de iniciativas.

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