La UEFA y la ECA también investigan a Laporta por su política de palancas

El organismo europeo tiene abierto un expediente por sus excesos en la temporada 2020-21 pese a sus enormes pérdidas y pretende fiscalizar el abuso de la venta de activos por su impacto en el futuro y por ser un mal ejemplo para el resto de clubs

La UEFA, con la complicidad de la ECA y del sentido común que, con muchas dificultades, se va abriendo paso poco a poco en el mundo del fútbol, ha abierto una serie de expedientes por los excesos financieros de los clubs que, pese al duro impacto de la pandemia, han ido más allá de sus límites en el mercado de fichajes, tanto en la temporada 2021-22 como en la 2022-23.

El Barça ha sido incluido en este grupo de clubs investigados por las hazañas de su presidente Laporta, que ha querido plantar cara a los club-estado como el PSG o el Manchester City, que juegan la Champions por cuenta de Qatar y de Abu Dhabi, convirtiendo el Barça en un club-palanca, es decir echando mano de recursos poco ordinarios.

Existe, desde luego, una sustancial diferencia, pues tanto PSG como City han dopado sus ingresos a base de contratos de patrocinio con los que camuflan, a través de sociedades que son ‘primas terceras’ de los hóldings de la propiedad, relacionados con el petróleo y el gas, inyecciones de dinero para fichajes. Otros clubs como Juventus, Milan, Inter, Liverpool, Manchester United y algunos más de la Premier, e incluso españoles como el At. Madrid, han recurrido directamente a la ampliación de capital, una solución eficaz, legal y procedente por su naturaleza como sociedad anónima.

El caso de Laporta aparece ante la entidad que preside Aleksander Ceferin (foto) como una singularidad, con dos realidades distintas según el tiempo y las circunstancias de las últimas temporadas. Por un lado, durante la temporada 2021-22, el club acudió al mercado de invierno con demostrados problemas tanto de financiación como de margen salarial ante LaLiga, pero sobre todo partiendo de una situación de fondos propios negativos de 451 millones, tras pérdidas auditadas y aprobadas por sus socios-propietarios de 481 millones el ejercicio 2020-21.

Por ahí habría motivos para aplicar, como quiere la UEFA, más rigor en el fair play financiero de los clubs y estudiar el caso del Barça por si fuera susceptible de una sanción que, según parece, está decidida, si bien la UEFA ha abierto un período de negociaciones con cada club para aceptar una salida negociada antes de la entrada en vigor de una nueva normativa a partir del curso 2022-23.

La otra realidad del mismo Barça, radicalmente cambiada, es la de un club que cierra el ejercicio 2021-22 con beneficios de casi 100 millones y propone un presupuesto de ingresos de 1.300 millones para el 2022-23, es decir con una sorprendente generación de beneficios espectacular y suficientes, al menos en apariencia, para revertir ese patrimonio negativo, poner el contador a cero y obtener del organismo regulador, LaLiga, luz verde para fichar 1:1, es decir para invertir en refuerzos tanto dinero como el beneficio de las operaciones de traspaso o el diferencial derivado de rebajas salariales.

Explicado así, ni UEFA ni LaLiga ni ECA deberían preocuparse por la estabilidad financiera del Barça, si no fuera porque la política de palancas sólo ha servido para encubrir, con el pretexto de fichar alocadamente para volver a disponer de un equipo competitivo, un elevado y significativo déficit presupuestario con pérdidas ordinarias de 150 millones anuales.

Contra esta situación, verdaderamente complicada y dramática -ahora sí-, Laporta sólo ha añadido más causa de desequilibrio económico, en forma de menos ingresos, 41 millones restados a los derechos de TV, como consecuencia derivada de la venta de activos, y un aumento de la masa salarial por la incorporación de nuevos fichajes con contratos crecientes.

La prueba es que, pese a producir ingresos contables de 867 millones, prácticamente el doble del saldo patrimonial negativo que arrastraba (451 millones), finalmente la inscripción de un jugador como Jules Koundé sólo ha sido posible mediante un ardid financiero, susceptible de controversia sobre su legalidad, consistente en un aval personal de dos directivos.

Lo que significa que casi 400 millones de esos beneficios fabricados a base de palancas, incluida una plusvalía de 148 millones autofinanciada con un crédito, se han destinado a tapar el déficit ordinario, sin haber adoptado ningún tipo de medida estructural satisfactoria ni eficiente contra la verdadera amenaza de colapso económico al que se enfrenta el Barça.

Aunque LaLiga ya se ha visto obligada a cortar de raíz este desenfreno de palancas, impidiéndole vender más activos ni patrimonio, Laporta no se cierra a más fichajes ni a seguir empobreciendo absurdamente al Barça.

En el ejercicio cerrado a 30 de junio, salvado ‘in extremis0 con la venta de derechos (el 10%) de TV a Sixth Street por 207 millones, el Barça ingresó ordinariamente 615 millones, menos de 140 millones sobre lo presupuestado, con una masa salarial que se ha comido el 76% de esos recursos, provocando un desequilibrio ordinario de aproximadamente 150 millones.

Si para el ejercicio actual se suma a esas cifras un incremento de salarios y amortizaciones previsto de 75 millones, el coste para los equipos profesionales rebasaría de largo el 85% del presupuesto, en el caso de no mejorar sustancialmente los ingresos. La consecuencia es la de otro enorme déficit que ya está previsto cubrir en buena parte por la venta anticipada de activos y de patrimonio.

Ningún plan de negocio como éste, por llamar de alguna forma al disparate económico y financiero de Laporta, que estuviera supervisado por expertos y especialistas, o simplemente por socios con sentido común, obtendría luz verde ni respaldo, sobre todo teniendo en cuenta que a 1 de julio de 2023 no habrá más palancas a donde agarrarse para seguir a flote.

La UEFA y la ECA debaten si la estrategia del Barcelona va en contra del espíritu de la nueva norma del fair play que entra en vigor la próxima temporada, basada en solvencia, estabilidad y control de gasto. Está claro que las palancas son una fórmula exitosa a corto plazo, pero de enorme riesgo para el futuro del propio Barça y de los clubs que con su patrimonio propio decidan emular a Laporta y hacer temblar el modelo actual del fútbol europeo.

También empiezan a sospechar que el Barça lo que ha buscado y encontrado es una forma de burlar esas nuevas reglas que están por venir, motivo añadido por el que la UEFA tiene al Barça en su punto de mira, además de por haber liderado con el Real Madrid y la Juventus esa aventura hoy por hoy disparatada de la Súperliga.

La diferencia es que el Madrid está saneado económicamente y que la Juventus ha resuelto sus problemas con una ampliación de capital. El Barça es el eslabón más débil.

(Visited 105 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

NOTÍCIES RELACIONADES

avui destaquem

Deja un comentario