¡Paren la guerra!

Miles de muertos y heridos, millones de refugiados, y destrucción de ciudades, ¿no son razón suficiente para detener la guerra? Lo que está ocurriendo en Ucrania es una muestra de la lucha por la hegemonía mundial, que están librando Estados Unidos y China. Estados Unidos quiere impedir que China se vaya fortaleciendo y le discuta ser la primera potencia. Al ser Rusia un aliado de China los americanos quieren aislarla y debilitarla. Los claros perdedores de esta pugna serán Ucrania, Rusia y la Unión Europea, que han sido usados ​​como peones de este trágico juego de ajedrez.

El presidente de Rusia Vladimir Putin hizo un grave fallo de cálculo. Creyó que la invasión de Ucrania sería tan fácil como lo fue en 2014 la anexión de Crimea. Creía que Estados Unidos estaba debilitado tras la vergonzosa retirada de Afganistán y que la Unión Europea, como siempre, estarían divididos. No contó, tampoco, en la heroica resistencia de los ucranianos, la valentía de su el ejercido y el hiperliderazgo de un ex comediante, hoy el presidente Volodímir Zelenski.

¿Y ahora qué? Rusia se ha empantanado en una guerra de la que no puede salir derrotada. Amenaza con utilizar armas bioquímicas y la fuerza nuclear. Estados Unidos ve la oportunidad de dejar a una Rusia debilitada e incluso quisiera que los poderes fácticos rusos hagan caer a Putin. Con este objetivo están entregando a Ucrania gran cantidad de armamento, recursos económicos y aplicando a Rusia unas durísimas sanciones económicas. También están presionando a sus aliados, y especialmente a los miembros de la UE, para que hagan lo mismo.

Los países de la UE ya se han comprometido a aumentar los presupuestos de defensa hasta el 2% del PIB. Alemania, además, invertirá adicionalmente 100.000 millones de euros para modernizar a sus ejercidos. Todo ello permitirá reforzar la capacidad militar de la OTAN.

¿Pero qué es y por qué se creó la OTAN? La Organización del Tratado del Atlántico Norte se creó en Washington en 1949 al inicio de la guerra fría. Su objetivo era poder defenderse en caso de una posible agresión militar de la Unión Soviética. Pero Estados Unidos, que la controla, la ha utilizado de acuerdo con sus intereses, como es el caso de su intervención en Libia o Afganistán. Como Rusia siempre ha sido un adversario, la OTAN se ha ido incorporando como nuevos miembros países cercanos a las fronteras de Rusia y ésta se ha sentido amenazada. Es una de las causas, no la única, por la que Rusia ha invadido Ucrania.

En resumen. En suelo europeo se ha iniciado un proceso de rearme que estremece. Las armas convencionales ya no se consideran suficientes; emerge el peligro del uso de armas químicas, bioquímicas e incluso nucleares, lo que llevaría a la Tercera Guerra Mundial.

Los humanos no aprendemos, somos unos insensatos. En pleno siglo XXI tenemos ya un largo historial de conflictos bélicos. Ahora Ucrania, pero hace poco Irak, Balcanes, Afganistán, Yemen, Libia, Siria y durante décadas Palestina. Guerras y más guerras. Queremos solucionar las discrepancias o defender intereses con guerras. Los grandes beneficiados de estas carreras armamentistas son los grupos empresariales industriales armamentistas y su entorno financiero. En Estados Unidos empresas como Lockheed Martin o Northrop Grumman, en Alemania MTU Aero Engines o Rheinmetall, en Francia Thales, en Italia Leonardo, o en España Indra. España, por ejemplo, exporta material militar a países poco amigos de los derechos humanos, como Arabia Saudí, Turquía, Emiratos Árabes Unidos o Israel.

Europa está sufriendo un cambio radical en su política pacifista y de defensa de la paz. Nos encontramos en medio de una espiral de rearme, que nos llevará al desastre. Su mayor coste será a expensas de una disminución de recursos para educación, sanidad, pensiones o el bienestar. Más gasto militar significará crisis, empobrecimiento y mayor deuda. Lleva a la distopía y a la negación del progreso. Porque no recuperar la cordura y resolver nuestras diferencias sentados en una mesa. ¿Por qué no buscar mediadores sensatos? Sólo con diálogo, generosidad y sentido común, puede terminar esta locura de violencia y destrucción. Por favor, ¡detengan las guerras! ¡Siéntense y hablen!

 

Susana Alonso
(Visited 61 times, 1 visits today)
Facebook
Twitter
WhatsApp

HOY DESTACAMOS

Deja un comentario