Tiro olímpico en el pie

La candidatura Barcelona-Pirineos está muerta y esperamos descanse en paz.

Una Candidatura Olímpica, para ser nominada, debe resolver una gran ecuación donde intervienen instalaciones deportivas, infraestructuras de comunicación, alojamientos a disposición de los países y federaciones participantes,  cobertura televisiva, sponsors, patrocinios y, por supuesto, capacidad de seducción para la gran familia olímpica en forma de votos.

Esta, llamémosla ecuación, se multiplica por cero si las instituciones y entidades que impulsan la candidatura no están completamente convencidas del proyecto y alineadas en el objetivo.

La ciudad, el organismo provincial, el gobierno regional, el Estado y el Comité Olímpico del país que lo solicita deben ir al unísono.

Ayuntamiento de Barcelona, Diputación Provincial, Generalitat, Gobierno de España y Comité Olímpico Español (COE) lo saben.

En esta edición la candidatura que debería presentar el COE se plantea en coalición con la Comunidad de Aragón, que ya tiene experiencias en presentarse -Jaca’98- y confiere una singularidad especial para su nominación.

Y aquí aparece el tiro olímpico en el pie.

La semana pasada se puso de manifiesto que los Gobiernos de Catalunya y Aragón no solo no se entienden, sino que están a la greña.  Ese enfrentamiento llega al Comité Olímpico Internacional que obviamente toma nota. Y se encienden todas las alarmas.

Estos se están peleando por la piel del oso antes de cazarlo, dirán.

El Comité Olímpico Internacional (COI) tiene los mejores expertos mundiales en temas de marketing, deportivos, de relaciones internacionales, de prensa y de protocolo.

Y el protocolo últimamente siempre falla en Catalunya.

Viene el rey a Barcelona y la alcaldesa y el presidente de la Generalitat le hacen el vacío, mientras sus organizaciones y partidos afines como la CUP montan algaradas en las calles.

Viene el presidente del grupo Volkswagen (VW), Herbert Diess, visita la planta de Seat en Martorell y acude el rey Felipe VI y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, pero no se presenta el President de la Generalitat.

Y el COI toma nota.

Pero de ganar la candidatura ¿quién firmaría las condiciones que se le imponen a los organizadores? ¿Pere Aragonés? ¿Ada Colau?

El contrato se firmaría para el 2030. Y la pregunta de los miembros del CIO antes de votar será: ¿No son algunos de esos políticos los que piden la independencia? ¿Con qué estado estamos firmando? ¿Quién nos garantiza que van a cumplir los compromisos de ese contrato?

La candidatura ganadora a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030 se elegirá en 2022 en Beijing (China) o el próximo año en Mumbai (India).  Ya es seguro que se presentarán dos excelentes y potentes candidatas: Salt Lake City (Estados Unidos) y Sapporo (Japón).

¿Tiene algún sentido gastar la más mínima de las energías en una candidatura que ya nace muerta y que huye del debate medioambiental y de máxima sensibilidad en la opinión pública por las amenazas que comporta el cambio climático?.

¿O se trata, en definitiva,  de otra chapucera  excusa para seguir vendiendo al mundo el procés de nunca acabar.

Lo dicho. La candidatura Barcelona-Pirineos está muerta y difícilmente resucitará.

 

(Este artículo lo firma también Francesc Rubio, que con Adolf Cabruja fueron responsables de los Mundiales de Natación BCN2003)

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