Sin dar nombres concretos, sólo con alusiones técnicas y abstractas, el presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, ha presentado por fin los resultados del Forensic, aunque sin adjuntar un informe preciso con nombres ni tramas de corrupción. En principio no se supo nada nuevo que la prensa no hubiera avanzado en sucesivas filtraciones sobre casos tan comentados como la comisión del fichaje de Malcom, el acuerdo con el club Laietà, el contrato con el At. Madrid por la prioridad sobre determinados jugadores (coetáneo al fichaje de Griezmann), otras comisiones de fichajes, los pagos a André Cury, las minutas pagadas al despacho de abogados de José Ángel Gonzalo Franco y las operaciones como las de Neto y Pjanic.
Los presuntos delitos enviados por el FC Barcelona a la Fiscalía Provincial fueron resumidos por el abogado penalista Jaume Campaner, a la vista de los resultados, por los cargos de administración desleal, apropiación indebida en modalidad de distracción y falsificación documental, en principio necesaria para la comisión de los actos ilícitos apuntados.
Bajo la justificación de que “no somos ni policías ni jueces”, Laporta ha querido dejar claro que no sería el club, por decisión de la directiva, quien presentase cargos ante los tribunales por la razón de que “no está claro que los podamos ganar, pues se trata de cuestiones y actuaciones muy complejos”. Razón para que sea la Fiscalia la que investigue, trabaje y presente las querellas oportunas “porque ellos tienen los medios y los especialistas para entrar a fondo en todas estas cuestiones”.
Un argumento sin solidez pues la directiva de Joan Laporta se ha gastado mucho dinero en realizar una profunda auditoría, también en una Due Diligence que prometió enseñar en campaña pero que nadie ha visto nunca, ni se ha mostrado a los socios, lo mismo que el Forensic que debía presentarse exactamente en la rueda de prensa y al que se han dedicado también enormes recursos.
El pase largo a la Fiscalía supone mantener vivas y alimentadas mediáticamente las sospechas y las insinuaciones, las sombras y las irregularidades que desde hace más de un año han sido la estrategia continuada, y única, de Laporta en contra de la anterior junta de Josep Maria Bartomeu. Esa sigue siento la mejor baza para mantener de cara a la opinión pública ese confortable apoyo social del que disfruta, sobre todo visto el nefasto resultado de la gestión deportiva, económica y social.
En definitiva, Laporta ha dejado las cuestiones más delicadas en manos del abogado Jaume Campaner para evitar que sea la directiva anterior, el propio Josep Maria Bartomeu o el abogado José Ángel González Franco quienes pudieran emprender acciones legales en su contra por afirmaciones susceptibles de adoptar medidas legales por difamación, calumnias o falsas acusaciones.
La sensación entre la prensa sedienta de sangre y de querellas, de nuevos datos relevantes, vías de corrupción y de tantos delitos desconocidos que había de destapar el Forensic en contra de la gestión de Bartomeu fue de absoluta decepción y de que no habrá finalmente, o cuando menos en mucho tiempo ninguna acción que responda a esta compulsión por enviar a la prisión a la anterior junta.
De nuevo, un acto cobarde de Joan Laporta y de su junta que no han aportado nada nuevo ni han justificado la demora en esas conclusiones que ya se habían filtrado malévolamente a la prensa. Ahora sólo falta saber si la Fiscalía querrá hacer el trabajo que Laporta se ha quitado de encima.
