«Hay una autopista que conecta TV3 con Mediapro»

Entrevista a Pere Rusiñol

Periodista. Formó parte, entre otros medios, de la redacción de El País y El Periódico de Cataluña, y fue adjunto a los directores de Público, hasta el cierre del diario en papel, en 2012. Fue promotor y trabaja en Alternativas Económicas y la revista Mongolia. Colabora, sobre todo, con Cataluña Radio, El Diario.es  y  8 TV. Es coautor de Papel Mojado (Debate).

 

¿En resumidas cuentas, qué es ser periodista ahora, ya bien entrado el siglo XXI?

Lo mismo de siempre. Intentar explicar las cosas que suceden para que la gente las pueda entender. Incluso escarbando entre los que tienen el poder y tratan de impedir que esto se haga. Es decir, contar lo que pasa con independencia y honestidad. La tecnología y otros recursos son instrumentos para lograr este objetivo, que es el mismo hoy que hace veinte, cien o ciento cincuenta años. En cada momento, con los medios disponibles.

¿Más allá de los medios de comunicación públicos (prácticamente reducidos a radio y TV), cómo se maneja, hoy en día, la contradicción entre propiedad privada e interés púbico en el periodismo?

El periodismo es de interés público, y me encanta el concepto. Pero, ¿Quiere esto decir que el periodismo tiene que hacerlo el sector público? Personalmente, esto no me gusta tanto. Respeto a quien lo puede defender, sin embargo, tengo una desconfianza congénita hacia el poder político, tal como funciona, que siempre tiene la tentación de controlar todo lo que puede. En consecuencia, para el periodismo no me parece el mejor modelo. Soy más partidario de fórmulas privadas, pero no necesariamente con ánimo de lucro, como The Guardian, que es una fundación de utilidad pública. Es decir, garantizando el interés general, pero no necesariamente a las órdenes del poder político.

¿No es muy recurrente el ejemplo de grandes medios de prensa que, no solo viven para la cuenta de resultados, sino que, además, barren para casa, instrumentalizando la información?

Esto es inherente a cualquier empresa capitalista, editora de medios, cuyo interés es conseguir beneficios e influir al servicio de unos privados, que son los dueños de la empresa. Sin embargo, en el mundo anglosajón hay ejemplos de medios, con determinadas ideologías, que también disponen de unas “murallas chinas”, que protegen a las redacciones. Cosa que aquí, en España, es bastante raro. Por eso, me gusta que el editor no sea una empresa capitalista, o que los propios periodistas formen parte del accionariado y puedan así velar para que el medio no se aparte del objetivo fundamental de servicio público. Cuando hace casi una década, decidimos crear Alternativas Económicas y Mongolia, se partía de esta premisa. Son empresas, que no son púbicas, pero que están controladas por los trabajadores que las hacemos. Cosa que, más allá de la modalidad societaria, es la mejor de forma de garantizar que el objetivo de la empresa es la información, y no otras cosas.

Sin entrar en cuestiones como la gran mutación tecnológica de la comunicación y adyacentes ¿Dónde y cómo se produce el bullying a los medios y los periodistas, digamos, decentes?

Depende mucho de donde estás. En una empresa privada convencional hay muy buenos periodistas, que cada día encuentran la fórmula de explicar informaciones interesantes, sabiendo que tienen unas determinadas limitaciones. En mi caso, ahora estoy en unas empresas que suenan muy bien, pero que tenemos un obstáculo fundamental, que es hacerlas rentables. El beneficio es algo maravilloso. Hay gente que, con prejuicios, puede decir “es que ganan dinero”, cosa que si es así te hace más fuerte para resistir a las presiones publicitarias, políticas, a las querellas… Si eres una empresa precaria, que no gana dinero, no puedes dedicarte full time a la información, porque mientras tanto tienes que buscarte los garbanzos por otro lado. Cuando te ponen una querella no puedes defenderte… En los medios independientes, el gran reto es hacer empresas que sean rentables, porque la buena información es cara. Este es el gran problema para el periodismo independiente. En el periodismo establecido, convencional, los periodistas afrontan otro tipo de problemas.

¿Se siguen produciendo procesos de asfixia, inanición, boicot… a periódicos y periodistas molestos?

Con los créditos, la publicidad…, te mareaban, pero ahora se ha ido más allá. Cuando se funciona con un modelo de negocio quebrado, se es muchísimo más vulnerable. Si encima, muchos de los que tienen el dinero están en los medios, no simplemente como externos que te dan cosas, sino en el consejo de Administración, porque son accionistas, imagínate. Esto ha pasado aquí en los últimos años. El sector financiero y otros grandes poderes han entrado en el capital y la gestión en muchos de los medios establecidos. Obviamente, el llamado cuarto poder es cooptado por los que llevan las riendas. El gran problema de los medios establecidos es que el poder se los ha quedado.

El actual presidente de Prisa, Joseph Oughourlian, decía el otro día, refiriéndose a la empresa, que las finanzas han de estar al servicio de un plan, y llevamos 13 años trabajando al servicio de los acreedores…

Acreedores que son también accionistas… Prisa arrastraba una deuda millonaria, los acreedores la transformaron en capital y entraron en la empresa. Así, Prisa no solo dependía del banco, sino que el banco era el principal accionista. Es curioso lo que pasa en Prisa, porque lo que dice el fondo que la lidera tiene sentido. Veremos si sus propósitos se cumplen o no, pero el nuevo poder accionarial de Prisa, a diferencia del anterior, tiene claro que su modelo de negocio pasa por un periodismo creíble y, además de centro-izquierda, que es la lógica de mercado de la empresa. Esto fue ignorado durante trece años, en los que se puso la cabecera al servicio del mejor postor, aunque fuera el PP.

Hay quien cuestiona esto haciendo valer que Amber capital, el fondo de Oughourlian, está asociado en Francia con Vivendi, a la que se acusa de promover la extrema derecha…

Vivendi es en Francia artífice del éxito que está teniendo Éric Zemmour, un político ultra. Parece una contradicción que Oughourlian apoye en España un proyecto de centro-izquierda, y que este asociado en Francia con la extrema derecha, pero en términos capitalistas, que es lo que tenemos, resulta que en Francia hay un nicho de mercado y aquí otro. Y la lógica de mercado va a buscar lo que mejor le vaya. Puede haber un problema de credibilidad, algo inseparable del periodismo. Vamos a ver si le sale bien, pero tiene más sentido de lo que hacían antes.

¿Qué decir de las querellas y otras formas de acoso, vía juzgados, contra periódicos y periodistas, tan propia de los que tienen medios para pagárselas?

Cuando se cerró Público, me quedé asombrado de que el editor, Roures, (alguien que dice que es troskista) resulta que tenía la matriz del periódico en Holanda, un paraíso fiscal, y que nos tratara a los trabajadores peor que nadie: despide al 85% de la plantilla, no paga a la Seguridad Social, Hacienda… Y, simultáneamente, con los mismos socios, abre un restaurante de lujo en Barcelona, y recobra la cabecera, para quedársela sin deuda. Obviamente, no me canso de explicarlo. Y, finalmente, nueve años después, me ha presentado una querella por injurias y calumnias, tras una entrevista en la que comentaba aquellos hechos. Cosa que solo puedo interpretarlo como una maniobra típica de magnate multimillonaria, acostumbrado a saber que las leyes suelen estar a su favor. Entiendo que es para asustar, pero una querella expone a penas de cárcel.

¿Has tenido que apelar a la ciudadanía para que te echen una mano y poder hacer frente a la querella?

He abierto una campaña de micromecenazgo para poder pagar las costas del procedimiento, que evalué en unos 5.000 euros. En 48 horas, se cubrió esa cifra, pero la campaña sigue para crear una caja de resistencia que permita afrontar recursos, si los hay, o futuros procedimientos. Cosa de la que no solo yo soy víctima. Hay otros compañeros y medios querellados por Roures. El Triangle, sin ir más lejos, también lo ha sido. Resulta asombroso que Roures, que va de editor, tenga tanta afición por las querellas contra periodistas.

Cosa que no parece constituir ningún obstáculo para sus negocios, sino todo lo contrario

A la izquierda le gusta hablar de puertas giratorias… La puerta giratoria más grande que conozco es la que va de TV3 a Mediapro, cuyo administrador único es Jaume Roures, y cuyos tres fundadores vienen de ella. Ha habido un flujo constante, a lo largo de 25 años, de altos cargos que han pasado de TV3 a Mediapro. No es únicamente una puerta giratoria sino una auténtica autopista la que conecta TV3 con Mediapro. Esto ayuda a explicar algunas cosas de la tan extraña y profunda relación de un canal público con una productora privada.

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