Adam Casals, el delegado de la Generalitat en Austria y Europa Central entre los años 2015 y 2017, ha agradecido irónicamente a un «MH expresidente» -cuyo nombre no ha especificado- «por enviarme trolls«, en un comentario en Twitter en el que ha añadido: «No me asustan. La pregunta es si su gente se dedica a hacer esto en horas de trabajo pagadas con dinero público». Parece que se trata de una referencia directa a Carles Puigdemont, a cargos de Junts y la actividad de correligionarios del eurodiputado y expresidente de la Generalitat en las redes sociales.
Casals ha dado la vuelta como a un calcetín a su posición pública sobre el procés en los últimos cuatro años. En 2017, el propio Puigdemont publicó un tuit de apoyo a Casals cuando éste fue insultado. «A los que me insultan por mi físico y discapacidad: su impotencia es nuestra victoria, no entendéis nada. Nos vamos», expresó, por su parte, el entonces embajador en Austria. Ahora, acusado por perfiles independentistas de botifler (traidor), ha escrito: «Afortunadamente, no somos las personas que éramos hace cinco o diez años. Se llama #evolución».
El exdelegado se ha convertido en este tiempo un crítico del procés que ha denunciado «la degradación del independentismo catalán», un movimiento para el que ha afirmado que no hay ningún apoyo relevante en Europa. Sobre la vía eslovena, por la que abogaron la ANC y el expresidente Quim Torra, en particular, escribió que fue «una frivolidad y una grave irresponsabilidad» el hecho de «estudiar técnicas de secesión violentas».
En cuanto a España, que considera «nuestro país» en un artículo publicado en El Confidencial el año pasado, se ha mostrado partidario de que el Tribunal Constitucional se traslade a Cádiz.
Últimamente, por cierto, Casals se ha hecho eco en Twitter de comentarios y artículos de figuras tan opuestas al independentismo como los populares Juan Arza y Joan López Alegre, y ha agradecido un comentario de apoyo de Josep Ramon Bosch, el expresidente de Sociedad Civil Catalana.
