¿Por qué el Barça B no confía en los jugadores de la cantera?

Ahora que tan de moda se ha puesto el papel de la cantera en el FC Barcelona, gracias a esta generación Covid, conviene recordar y precisar cuál ha sido el criterio y las actuaciones emprendidas por la nueva junta directiva de Joan Laporta con relación a esta área tan importante, identitaria y sensible del club.

Por un lado, desde el área de Comunicación se ha intentado aprovechar esta explosión en beneficio de esa ‘ilusión’ y expectativas que Joan Laporta no acaba de cumplir, más aún desde que se descubrió el gran engaño que había detrás de la falsa renovación de Leo Messi.

El regreso de Ansu Fati se ha tratado mediáticamente como un debut, o de un ‘fichaje’ de la nueva junta, que pronto se rematará con la firma de un nuevo contrato (el segundo en dos años, después de haber sido blindado antes de la lesión) con oropeles, parafernalia e innumerables fotografías del presidente con Fati.

Quede claro, sin embargo, que en realidad Laporta se quiere aprovechar del trabajo de todo el fútbol base azulgrana de los últimos siete u ocho años luego de haber despedido a todo el staff que ha hecho posible esta especie de resurrección. Bajo la dirección técnica de Zubizarreta no funcionó la estructura, como lo prueba que desde Sergi Roberto -promocionado por Tito Vilanova– no habían llegado al primer equipo futbolistas diferentes, como ahora.

Pero sobre todo, lo que nadie está entendiendo es la política de fichajes, compulsiva, realizada para el Barça B, que por ahora lleva nada menos de 13 incorporaciones procedentes de otros equipos, algunos con traspasos millonarios. La explicación es tan sencilla y simple como antinatural: reforzar el filial para que su nuevo entrenador, Sergi Barjuan (foto), no haga el ridículo en su primer año.

Como fue muy comentado el relevo de Francisco García Pimienta, decisión más que discutible a la vista del flujo de jugadores que llevó hacia el primer equipo, y Laporta quiere presumir de ascender al filial esta temporada, la política ha sido la de reforzarlo con futbolistas más hechos que, fatalmente, cierran el paso a los juveniles que vienen progresando desde abajo. Es el peor mensaje, absolutamente contradictorio y delirante, a los que vienen detrás.

Por un lado Koeman ha abierto la puerta a las mejores promesas y por otro a las generaciones más jóvenes se les cierra el paso al filial. Una circunstancia que seguramente decidirá a algunos jóvenes a marcharse.

De esos 13 fichajes, 10 son más suplentes que titulares, confirmando la sospecha de que Laporta había prometido realizar operaciones con personas, entornos y círculos de agentes que, de alguna manera, habían contribuido a la campaña electoral.

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