Un largo camino

Empieza el diálogo/negociación entre los gobiernos catalán y español. En primer lugar, es bueno que las dos partes compartan mesa. Ya era hora de que se empezase a hablar. Está claro que no habrá acuerdo en el primer encuentro. Cuando se comienza una negociación, cada parte tiene que mantener sus posturas maximalistas.

La representación catalana esgrimirá el referéndum de independencia y la amnistía. La representación española pondrá encima de la mesa inversiones, recuperación económica y reconocimiento. Están las 45 reivindicaciones esgrimidas por Artur Mas, Carles Puigdemont y Quim Torra a Mariano Rajoy y Pedro Sánchez. El presidente español ya ha dicho que 44 de las 45 serán sometidas a ratificación. Solo hay una cosa que separa las dos delegaciones: el referéndum.

Un sindicalista con largo recorrido en negociaciones como Joan Coscubiela siempre dice que lo primero a acordar en una negociación son los desacuerdos. Tienen que quedar aparcados si lo que se quiere es que la negociación dé frutos. Lo que separa tiene que ir al final. Primero hay que generar confianza entre las partes.

Otra cosa: sería de ilusos creer que en la primera reunión habrá fumata blanca: ni el espíritu santo lo consigue con la elección papal.

Por cierto. Podría ser raro que en una mesa de diálogo/negociación entre gobiernos, una de las partes solo designe una persona que forma parte del respectivo gobierno. Mientras que la representación del Gobierno son todos ministros, en la de la Generalitat, solo los representantes de Esquerra forman parte del Gobierno catalán. Junts ha decidido enviar a la mesa de negociación a políticos del partido. Son ellos los que ningunean al propio Gobierno catalán. Son ellos los que protestan porque estén los tres ministros catalanes. Son ellos los que antes de empezar la reunión mueven cielo y tierra para decir que no saldrá nada. Se les nota que si van a la reunión es para boicotearla. Incluso después de que Pedro Sánchez asegurara que presidirá la parte del Gobierno, desde el entorno de Junts se pone en entredicho este hecho, dejando en el aire que solo saludará y después se largará. Este relato sirve para que durante un día las redes sociales mantengan un relato que han alimentado durante semanas.

Esto ha hecho que Aragonés dé un puñetazo a la mesa y recuerde que la negociación es entre gobiernos y no entre partidos.

Sea como fuere, queda un largo camino. En España, el Gobierno se las tendrà con las derechas que calificarán de “traidor” a Sánchez por sentarse en una mesa a hablar de política.

En Cataluña, seguirá la batalla interna entre independentistas. Para algunos alocados, hablar con la parte contraria es una “alevosía”. En política, los calificados de traidores suelen ser los ganadores. Queda un largo camino.

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