Una investigación de ‘The New York Times’ también conecta al entorno de Puigdemont con Rusia

Un informe sostiene que Alay recurrió al empresario Dmitrenko para obtener apoyo técnico y financiero ruso

Josep Lluís Alay
Josep Lluís Alay

Josep Lluís Alay, el jefe de la oficina del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, se reunió con funcionarios y exagentes de inteligencia rusos para obtener apoyo técnico y financiero para el movimiento independentista, según una investigación publicada por The New York Times.

Esta información, que cita como fuentes informes de inteligencia europeos corroborados por oficiales españoles e investigaciones judiciales, añade que funcionarios rusos que se encontraron con Alay están involucrados en la denominada guerra híbrida de Rusia contra Occidente, basada en propaganda, desinformación, financiación en secreto, operaciones de desestabilización política y ataques informáticos.

Asimismo, aunque indica que no está claro si el Kremlin finalmente facilitó algún apoyo al independentismo, el reportaje de The New York Times destaca que una transcripción de mensajes de texto de 700 páginas refleja el esfuerzo del entorno de Puigdemont para cultivar y conservar los vínculos con figuras de la inteligencia rusa, evitando específicamente declaraciones que pudieran molestar a las autoridades rusas.

Citando el contenido de un informe de inteligencia de junio de 2020, este reportaje señala que Alay, junto con el empresario ruso Alexander Dmitrenko, trató de obtener asistencia técnica y financiera en Rusia para crear sectores como el bancario, el energético y el de telecomunicaciones, al margen de España.

Por otra parte, entre los contactos cultivados por Alay destacan Oleg Syromolotov, viceministro de Asuntos Exteriores y ex irector de contrainteligencia del Servicio Federal de Seguridad (FSB), Yevgeny Primakov, nieto de un famoso espía del KGB, y el exfuncionario Andrei Bezrukov, que trabajó como agente encubierto en Estados Unidos.

También atribuye a uno de los abogados de Puigdemont, Gonzalo Boye, un contacto con Vasily Khristoforov, el líder de un grupo criminal ruso, con la supuesta intención de habilitar un canal de financiación. Boye aseguró, sin embargo, que el encuentro se limitaba a los casos judiciales de Khristoforov.

El trabajo de The New York Times asocia a estos movimientos al surgimiento de la iniciativa de agitación independentista Tsunami Democràtic, cuyos responsables nunca dieron la cara, y que la justicia investiga en la causa Voloh/Volhov. Uno de los expedientes confidenciales que cita el diario estadounidense refleja que Alay asistió a una reunión en Ginebra donde él y otros activistas independentistas hicieron planes para difundir Tsunami Democràtic.

Seguidamente, se desplazaron a Cataluña Sergei Sumen y Artyom Lukoyanov, vinculados con el entorno del presidente ruso Vladimir Putin, y Alay y Dmitrenko se reunieron con ellos, según el contenido de uno de los informes citados por la investigación.

Esta información aparece al día siguiente que El Periódico de Cataluña haya publicado que la Guardia Civil informó al juez Joaquín Aguirre, instructor de la causa Voloh/Volhov, sobre los contactos entre el entorno de Puigdemont y personalidades rusas cercanas al Kremlin; particularmente, de Alay con Dmitrenko, a quien el Ministerio de Justicia español denegó la nacionalidad española por su presunta vinculación con la inteligencia rusa.

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