Paella para veintiuno

Los veranos tienen mucho de déjà-vu, experiencias nuevas que parecen haber sido vividas antes. Hay clásicos del verano que, con mayor o menor fortuna, se reinventan cada año. La canción del verano, por ejemplo. Con letras y música pegajosa, que después de escucharlas una y mil veces no se borrará durante un tiempo. Dicen que este año la afortunada podría ser una canción de Antonio Orozco, versionada por Míriam Rodríguez y patrocinada por Pescanova. Se verá… Tampoco falla el posado veraniego de Ana Obregón, que da por inaugurada la temporada de baño. En 2016, la periodista y escritora Pilar Rahola añadió un clásico al verano, su paella. Aquel primer año fue en Cadaqués y junto a la anfitriona entre otros se pudo ver al entonces presidente Carles Puigdemont, el actual presidente del Barça, Joan Laporta, el Mayor de los Mossos, Josep Lluís Trapero y la presentadora Helena García Melero. Como en las paellas, la mezcla de elementos llamó la atención.

Este año, con plena quinta ola pandémica y con comensales expatriados, la paella se trasladó a un lugar incierto del sur de Francia. Allí, al aire libre, 21 hambrientos arroceros comieron el apetitoso manjar que toma su nombre del recipiente en el que es servido y que inventaron los campesinos de las zonas rurales de Valencia entre los siglos XV y XVI. Según una imagen publicada en las redes sociales, a la cita de este año han acudido el expresidente Puigdemont y su círculo de amigos, como el vicepresidente del Govern Jordi Puigneró, el también político de Junts y diputado en el Parlamento, Joan Canadell, los ex consellers Antoni Comín y Lluís Puig, el ex líder de Podemos Cataluña, Albano Dante Fachin, y el diputado de Bildu en el Congreso, Jon Iñarritu, entre otros.

La imagen, con 21 personas sin mascarilla ni distancia de seguridad ha alzado polvareda. La oposición aprovechaba el miércoles para echarle en cara al conseller de Salud, Josep Maria Argimon, el despropósito. Le reprochaban que, mientras en Cataluña se restringe más y más para frenar una pandemia desbocada, el vicepresidente Puigneró y otros ilustres arroceros incumplían la normativa catalana que limita a 10 los comensales, y exige distancia o, en su defecto, mascarilla. La respuesta de Argimon ha sido clara y concisa: «Todo el mundo debe cumplir las normas y más un responsable político». Puigneró y Canadell se apresuraron después a recordar que en Francia las normas son otras y no se incumplieron.

Incumplieran mucho o poco la normas, la imagen en los tiempos que corren es en sí misma una provocación francamente censurable. La mujer del César no sólo debe ser honrada, sino que debe parecerlo. Los responsables políticos también. ¿De verdad que nadie de la foto no se dio cuenta del descaro? Mientras en Cataluña se incrementan las restricciones, responsables políticos nos restriegan por los morros la feliz paella de la Rahola, zampada con impunidad francesa. No hacerlo, o no restregarlo, o al menos pedir disculpas. Nada. En Inglaterra, o en Alemania, alguien habría dimitido.

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