La plataforma Cor Blaugrana, integrada por unos pocos socios del FC Barcelona contrarios a la gestión y a la presidencia de Josep Maria Bartomeu, ha sido quien ha liderado desde el principio la demanda del “caso de las redes sociales” (Barçagate). Cuenta con la defensa del abogado Felipe Izquierdo, el mismo que firmó la denuncia ante la Audiencia Nacional por el fichaje de Neymar como letrado del socio Jordi Casas, acusando al Barça, a Sandro Rosell y a Josep Maria Bartomeu de malversación, administración desleal, corrupción entre particulares, etc.
Como luego quedó demostrado, aquella estrategia sólo tenía como objetivo abrir la puerta de atrás de la Audiencia Nacional que, una semana más tarde, había sustituido aquellos cargos infundados por el delito de presunto delito fiscal. Izquierdo intentó también que el colectivo Manos Limpias entrara como acusación particular, lo que produjo tal escándalo que al final le propuso al club pactar una explicación satisfactoria de la junta a cambio de que su cliente retirara la querella.
Luego resultó que la propia Audiencia Nacional se reconoció incompetente y derivó el caso a la Audiencia Provincial. Tiró la piedra y escondió la mano, igual que ahora está hinchando, con el apoyo del aparato mediático del laportismo, el Barçagate.
A la reacción de los medios, condicionada por un esquema y una red de filtraciones a periodistas que ha ido ofreciendo una versión surrealista de la declaración de Carlos Ibáñez (Nicestream – I3Venture), la propia cuenta de Cor Blaugrana ha querido ir más allá, destacando o interpretando un hecho singular, en concreto que Ibáñez pasara por los micrófonos de Catalunya Ràdio al poco de estallar la crisis.
Ibáñez admitió que desde el club le habían recomendado atender a un medio de peso para dar su versión. Una propuesta que, dialogada entre el aparato de comunicación del Barça y la radio pública catalana, fue mutuamente acordada. Aunque se trata de una práctica habitual, Cor Blaugrana hace una lectura completamente desbocada y fuera de la realidad, apuntando que esa entrevista implica que el caso “llega mucho más allá”, dando a entender complicidad y capacidad del Barça para controlar los medios oficiales.
En la vida real, sin embargo, nada puede ser más inexacto que dejar entrever connivencia entre la directiva de Bartomeu y un medio como Catalunya Ràdio. En todo caso, y hecha la excepción periodística de que Catalunya Ràdio vio la posibilidad de dar una exclusiva sonada en aquel momento, la actitud, animadversión y feroz acoso de las fuerzas periodísticas de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) a la directiva azulgrana de la época está fuera de toda duda.
Verlo de otro modo sólo puede responder a una aguda ceguera de la verdad a una obsesión convulsa y descontrolada contra todo lo que rodea el caso. Probablemente el tuit responda a ambas cosas.
