No ha sido frecuente, más bien lo contrario, que la prensa catalana se haya deshecho en elogios y crónicas admirativas hacia el equipo de Ronald Koeman, que este miércoles ha dicho adiós a la Champions League en octavos de final, un hecho excepcional, puesto que el Barça hacía muchos años que se clasificaba regularmente para los cuartos de final.
De hecho, en los presupuestos del club está previsto conseguir esta fase cada temporada. Caer en París ante el PSG ha añadido un desequilibrio negativo de 10 millones de euros al balance de esta temporada.
Ambas circunstancias, sin embargo, no han detonado un torrente de críticas como era habitual cada temporada después de la eliminación del equipo en la Champions, como en Anfield o en Lisboa, por citar los últimos precedentes.
Ha bastado que Joan Laporta, el candidato ganador de las elecciones, subiera el lunes al avión para que el partido y la eliminación se hayan celebrado con una extraordinaria acogida mediática, liderada por el mismo Laporta.
Ahora se habla de un equipo con orgullo, ambición, juego y enormes posibilidades de progreso que, además, está clasificado para la final de la Copa del Rey y tiene en sus manos seguir la remontada que está dibujando en la Liga. Esta es la versión actual, con Laporta a punto de ser presidente, en contraposición con la cual los medios de comunicación han ido fiscalizando y acusando al equipo de mediocre, inestable, incapaz de ganar títulos, carente de fútbol y de espíritu y un conjunto sin tensión competitiva suficiente.
¿Qué ha cambiado para convertir en una fiesta laportista la eliminación en Europa? Simplemente que, a partir de ahora, la presencia del nuevo presidente tiene que acompañarse necesariamente de un relato feliz, triunfal y de éxito que demuestre la otra cara triste y derrotista del Barça de Bartomeu.
Otra conjura de la prensa alineada con el laportismo para envolver su aterrizaje en el Camp Nou de una aura positiva.
Igual que la semana anterior la consigna era darle protagonismo al Barçagate, del cual ya nadie habla, esta semana toca enaltecer el retorno del presidente emérito.
Igualmente, haga lo que haga este equipo, su única paternidad es la de Josep Maria Bartomeu, el ex presidente que fichó a Koeman, a Pedri y a otros futbolistas, mejores o peores, y retuvo a Messi. La prensa, gracias al retorno de Laporta, le dará ahora una tregua y otra perspectiva al equipo del ex presidente. Manipular la información sin duda es el que mejor se le da a la mayoría de la prensa catalana.
