Artur Mas y Convergència i Unió recurrieron a un notario para firmar, durante la campaña de 2006,
el compromiso de no pactar con el PP. Los pactos del Majestic de 1996 habían desgastado la marca de la coalición y les hacía «poco catalanes» a ojos de los más puristas. Y CiU sabía que también los necesitaba para poder ganar en aquellas elecciones al Parlament de Catalunya sin la figura de Jordi Pujol.
Años después, consideraron un error aquella estrategia, ya que el acta notarial tampoco tenía más valor que una simple declaración de intenciones. En esta campaña, sin embargo, el notario ha vuelto a las promesas, de la mano de un partido extraparlamentario. Y es que Izquierda en Positivo, una de las formaciones que recurrió el aplazamiento electoral, ha firmado ante un notario su promesa de no pactar con un gobierno independentista.
La intención es distanciarse tanto del independentismo que deje al PSC como un colaboracionista del soberanismo por no ir tan lejos como ellos en su compromiso de no pactar. Pero resulta que lo que hacen es parecerse justamente a CiU y Artur Mas, personaje que ellos mismos identifican como padre del proceso independentista que tanto rechazan.
