La precampaña electoral se le está haciendo larga a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Meses atrás, las encuestas daban a los republicanos más de 40 escaños y una victoria en el Parlament con una cómoda distancia con sus rivales más directos, JxCat, PSC o Ciudadanos. Ahora, sin embargo, los sondeos dejan a ERC estancada alrededor de los 35 escaños y han disparado el apoyo a JxCat y al PSC, que quedarían a pocos diputados de los republicanos.
El nerviosismo y el miedo se han apoderado de los despachos de la sede de ERC. Ven que, como ya pasó en el 21-D de hace tres años, podrían terminar situándose detrás de los posconvergents por no tener un revulsivo en campaña que atraiga más votos. Y es por eso, entre otras cosas, que los republicanos están intentando por todas las vías posibles que su líder, Oriol Junqueras, pueda salir con permisos de la cárcel para hacer campaña en los actos de ERC y pueda participar telemáticamente tantas veces como sea posible desde Lledoners. Y es que Esquerra tiene claro que, con Junqueras liderando la campaña, el resultado podría ser muy diferente que si se deja todo en manos de Pere Aragonès.
