Las cosas inverosímiles que algunos candidatos pueden llegar a ofrecer a cambio de una firma para validar su candidatura son ciertamente curiosas como ya lo ha hecho Jordi Farré, capaz de avanzar que agradecerá cada firma con un tatuaje y una pizza, eso sí en determinados momentos y horas que, se supone, habrá que adivinar y acertar.
Esta es una situación prohibida y recurrente en cada periodo electoral que, seguramente, habrá de ser regulada por la junta electoral a partir de su toma de posesión. Aunque ilícito, lo cual no representa ningún obstáculo para Farré, será difícil evitar que haga llegar sus regalos a los socios del Barça que le den su aval si es que al final aparecen.
En su caso, sin embargo, resulta extraña la ansiedad por conseguir firmas viniendo de un reciente voto de censura liderado por él y habiendo acreditado 19.380 firmas de socios. Si, como se comenta, Farré fue capaz de aportar más de 6.000 firmas no parece tan necesario tener que convencer a los socios que ya le dieron su confianza no hace ni dos meses. ¿Para qué invitar a tattoos y pizzas?
De algún modo, Jordi Farré está admitiendo que no hubo que recurrir a estos premios para echar a Bartomeu. La pregunta ahora es si cundirá el ejemplo en el resto de candidaturas de recompensar las firmas ya que, por estatutos, cada socio sólo puede dar la suya a un solo precandidato para evitar la duplicidad y la anulación correspondiente.
RESULTADOS QUE DIVIDEN
El miedo o la valentía de los precandidatos se reflejó en sus reacciones a la derrota del Barça en la Champions, ante la Juventus, que ha dejado al equipo clasificado para la siguiente fase en segunda posición. No eliminado como parece
Que se sepa, Víctor Font, ya dijo que Ronald Koeman era un parche cuando fue nombrado nuevo entrenador mientras que, en el lado opuesto, el precandidato Toni Freixa ha sido el único en eliminar de la ecuación electoral esta cuestión afirmando hace semanas que Koeman cumplirá su contrato de dos años en cualquier caso si él sale elegido.
La frágil personalidad del resto provoca que los demás no tenga una posición clara y definida. Titubean, unos no se atreven a decir nada y la mayoría empieza a afilar los cuchillos porque prefieren la sangre fácil y el oportunismo de la derrota para seguir quemando el Barça. El voto de censura medio ganado entre algunos aspirantes y el Govern de la Generalitat ha hecho, verdaderamente, mucho daño.
