Los equilibrios del Partido Popular catalán (PPC) entre las diferentes familias y sensibilidades son dignos del mejor funambulista de circo. El PPC dio un amplio apoyo a la defenestrada Soraya Sáenz de Santamaría, que perdió el congreso interno ante Pablo Casado. Precisamente, para acercarse a Casado, fueron los más entusiastas con la apuesta del líder del PP por Cayetana Alvarez de Toledo, que después fue arrinconada por el propio Casado.
Ahora, a las puertas de las elecciones en el Parlament, la cúpula española del PPC no tiene un especial interés en que el presidente del PPC, Alejandro Fernández, sea el candidato a la presidencia de la Generalitat, pero tampoco les molesta, y a falta de una alternativa no lo enmendarán como jefe de lista. Pero en medio de toda esta montaña rusa ideológica que ha ido haciendo el PPC, el equipo de Casado ha querido encontrar a alguien «moderado, sereno y seguro» que aconseje a los populares para orientar al PPC.
Para sorpresa de todos, este hombre podría ser el alcalde de Badalona, Xavier García Albiol. Su apoyo a determinadas medidas anticoronavirus, su regreso a la alcaldía sin casi ensuciarse las manos, su predisposición a acercarse a Cs y las reticencias con Vox, son elementos que encajan en la estrategia que Pablo Casado piensa para Cataluña.
