Ganará la abstención

Según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) del gobierno de España, de celebrarse hoy elecciones en Cataluña, ERC resultaría ganadora con un 20,5% de los apoyos. Ningún giro de guión sobre lo que nos vienen diciendo hace tiempo. La novedad vendría con el descalabro de Junts per Catalunya, que sitúa en quinta posición. Por orden: El PSC, con un 15,2% de los votos y En Común Podemos, con un 8,7%, serían segunda y tercera fuerza, respectivamente. Ciudadanos, que ganó las elecciones de 2017, aparece como cuarta fuerza, pero sube en intención de voto, con un 8,2% de los sufragios decididos, una décima por encima del 8,1% que el sondeo otorga a JxCat. En otra liga juegan: La CUP recibe un 3,8% y el PP, un 2,1%, mientras que Vox, que crece en intención de voto, suma un 1,3% y el PDECat, separado de JxCat, un 0,3% en un sondeo donde un 13% de los encuestados asegura que no tiene decidido el voto y un 9,5% se inclina por no votar.

Pero, como dijo el intelectual colombiano Álvaro Gómez Hurtado, «las encuestas son como las morcillas: muy sabrosas hasta que uno sabe cómo las hacen». Por otro, no es la primera vez que ERC gana unas encuestas y pierde las elecciones. Sea como sea, la supremacía republicana se reafirma encuesta tras encuesta. Esto, con la que está cayendo, tiene su mérito. Resulta incomprensible que alguien que ocupa los puestos clave en la lucha contra la covidi salga indemne de las encuestas. Se entiende mejor el desastre ‘juntista’, cómplice del desaguisado. Entre los días 2 y 13 de noviembre, consejeros como Chakir El Homrani ya acumulaban méritos suficientes para revertir la euforia. No es menos cierto, sin embargo, que la escalada de despropósitos parece no tener fin.

El último y lamentable espectáculo de los socios de gobierno -JxCat y ERC- han sido las filtraciones, de manera especial la del borrador de la desescalada. Una indiscreción, por llamarlo de alguna manera, que habrían hecho los ‘juntista’ y los republicanos censuran. Como exclamó Jesús en defensa de una prostituta que estaba a punto de ser lapidada, «quien esté libre de culpa, que arroje la primera piedra». Hace gracia ver ERC hacerse la ofendida en un tema que quien más quien menos ha hecho en su vida. Así, mientras la pandemia campa más o menos libre, el Govern se pelea, demostrando una vez más que la prioridad siempre ha sido la misma, un puñado de votos.

Yo no sé si Esquerra ganará las elecciones, ni si Junts caerá en la quinta posición, pero lo que me temo que pase es que el apartado de la abstención suba más allá de lo pronosticado. Lo lamento, pero me juego un guisante que el gran ganador de las elecciones catalanas del 14-F será la abstención. Una abstención ganada a pulso, gracias a una cuestionable gestión de la pandemia y, especialmente, gracias a la vergüenza de la división exhibida sin rubor por el Govern. Cuando menos podía ser, cuando un virus letal nos atacaba, ¿qué hacían nuestros políticos? Pelearse.

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